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Japi San Guivin


De todas las cosas que como buenos antiimperialistas debemos detestar de los norteamericanos, la fiesta de acción de gracias tendría que ser una de las que menos debería molestarnos. Después de todo, tiene un origen muy parecido al chavismo, un grupo de personas buscando nuevas oportunidades llegan a un lugar, expropiando tierra y recursos a los habitantes del lugar para luego dar gracias a Dios por eso.

Supongo que el día en el que un nativo norteamericano llegue a la presidencia de los Estados Unidos de Norteamérica, hará lo mismo que hicieron los chavistas, en Venezuela, con el “Día de la Raza”, el cual terminaron cambiándole el nombre por “Día de la Resistencia Indígena”. Al final el Presidente Nativo Americano le llamara “Día de Acción de Desgracia” o a lo mejor nos copia y también lo dedican a la “Resistencia Indígena”. Pero bueno, ya todos sabemos que el mundo es de los vencedores.

Sin embargo, no es nada despreciable el fondo, para los que dudamos de la forma u origen. Definitivamente, debe existir un momento en el cual dejes de quejarte, te detengas, respires y te des cuenta de las cosas por las cuales DEBES dar gracias. Siempre hay algo que debemos agradecer y en los tiempos modernos pareciera que el agradecimiento es una de esas cosas que están en la lista de las especies en peligro de extinción.

Y más definitivo aún es que, en esta fiesta, los gringos detienen el país para que la gente busque a su familia, se reúnan, y rodeando la mesa con una victima entregada al sacrificio (debemos recordar que al igual que los nativos norteamericanos, los pavos deben detestar la bendita fiesta), una vez al año se vean en la obligación de pensar en las cosas por las cuales deben dar gracias, esas cosas maravillosas y a veces casi invisibles, por las cuales vale la pena reunirse, tomarse de las manos y decir, GRACIAS.

No puedo negar que, en este momento en Venezuela, vivimos momentos difíciles. Para la mayoría de los que vivimos aquí, cada día es un acto de supervivencia, un día más, una batalla más en una guerra silenciosa, dedicada a matarnos física y espiritualmente. Hoy nos enfrentamos al exterminio ante la mirada atónita de una humanidad y organismos internacionales enredados en formas por cumplir, mientras los niños mueren de hambre o enfermos en el país con mayores reservas de petróleo del mundo.

El hecho actual más relevante es que, definitivamente, aún estoy vivo.

Y después de casi 18 años de lucha y caídas, debo dar gracias porque me vuelvo a levantar, mis rodillas nunca se han quedado en tierra pues hasta la tierrita me la he sacudido y siempre regreso a la pelea. Lo siento por “El Negro Primero” y por todos los otros que no pudieron regresar a hacerse matar, porque la revolución los volvió muertos.

Gracias a la familia que tengo, gente maravillosa ahora desplegada por el mundo entero, a los que se han convertido en familia y a los que siento familia y aún no saben que lo son, porque cada día compartimos hombro a hombro, nos apoyamos, ayudamos, reímos y lloramos como uno solo. Al final del día y gracias a todos ustedes y por todos ustedes he aprendido, he enseñado y me he divertido en el viaje. Porque cada día no es más que una fracción del viaje.

Gracias a todos los venezolanos que viajan conmigo diariamente en la madrugada y que luego me acompañan en el regreso a casa, porque le ponen corazón a la situación, estoy orgulloso de estar junto a ustedes, trabajando por nuestras familias, por nuestro país. Porque si es difícil irse y abandonar esta lucha, más difícil es quedarse y pelearla. Gracias porque no me han dejado solo.

Gracias a los que, habiéndose visto en la necesidad de irse del país, no nos olvidan y desde su lucha por sobrevivir, se mantienen activos en la lucha por los que aquí quedamos. Gracias a los que llevan nuestra voz a un mundo sordo o distraído con sus propios problemas, porque gracias a ustedes el mundo no nos olvida. Gracias a los que se abren camino en las burocracias y nos ayudan con alimentos y medicinas. Gracias, ustedes salvan vidas. Gracias a los que desde el exilio crean el nuevo país, cimientan la esperanza y la nación que deberá ser. Muchos perseguidos, otros no. Pero no podemos cerrar los ojos ante el accionar político que no deja morir la causa de la libertad ante los actores internacionales, los cuales de una u otra forma son fuerza, represa del acto vandálico y saqueo que saca nuestros recursos y a nuestros ciudadanos obligándoles a convertirse en cargas de otras naciones. Un país no puede ser país, cuando es incapaz de sostener a sus ciudadanos.

Gracias a los políticos que aquí siguen exponiendo su pellejo, sus familias y su futuro en pro de un ideal de libertad y democracia. Es fácil acusarlos cuando son los únicos que asumen la responsabilidad pública en representación de los sueños de una mayoría que en muchas ocasiones prefiere permanecer invisible, convencida de que simplemente vivir es su responsabilidad. La palabra ciudadano requiere compromiso y acción, ser ciudadano debería ser un privilegio, no un título automático.

Gracias a los países del mundo y sus líderes, que han dado un paso al frente para alzar sus voces a favor de un pueblo noble, el mismo pueblo que un día liberó un continente, el mismo país que por mucho tiempo abrió sus puertas a los que huían de guerras y conflictos, a los que soñaban con un mejor futuro. Y más gracias aún, a aquellos gobiernos que han realizado acciones concretas para enfrentar el genocidio y la corrupción de esta dictadura.

Gracias porque, aunque cuesta, aún puedo conseguir algunas medicinas.

Gracias porque, aunque nos toque esforzarnos y utilizar mucho tiempo y dinero, que cada día nos cuesta más ganar, podemos alimentarnos.

Gracias porque, aún hay gente en nuestro país que pasa trabajo y se detiene a ayudar.
Gracias a los que sueñan y hacen, a pesar de las adversidades.

Gracias a los que se levantan día a día y dicen a los cuatro vientos, “En Venezuela hay futuro y vamos a lograrlo”.

Gracias a las empresas y empresarios que, contra la marea ineficiente de un gobierno corrupto, permanecen, generando trabajo, pagando salarios y manteniendo sueños.

Gracias a mi equipo, capaces de soportarme, sostenerme y acompañarme día a día en mis locuras, ustedes saben que mi mayor sueño es que todas logren los suyos y me encanta ser partícipe en algún grado para que lo alcancen. Es genial compartir con ustedes cada día.

Gracias a los que me devuelven el “Buenos días”. Y gracias a los que aún me dan las gracias.

Gracias a los raros que aún me sonríen en la calle, ustedes me hacen sentir menos raro.

Gracias al Sol porque aún sale y a la luna y las estrellas que se empeñan en continuar siendo cómplices de mis noches. Gracias a ustedes la oscuridad de las calles de mi Caracas, nunca será absoluta.

Gracias al Ávila, que se levanta orgullos al norte de mi ciudad y me llena de orgullo y alegría. Gracias porque da verdor a mis amaneceres y se ilumina en HD cuando refleja a los más hermosos atardecer.

Gracias porque, aún me como mi arepa con margarina y queso blanco rallado. Porque tengo el privilegio de aún tomarme mi café con leche en la mañana y adornarlo con cacao.

Gracias a mis padres que tanto me han apoyado, mis mejores amigos y compañeros de aventuras. Gracias por todo lo que me han enseñado y haberme armado el corazón con tan buenas baterías y trincheras. A veces pienso que ustedes sabían lo que vendría para dejarme tan bien armado. Gracias Pa y Ma.

Gracias a Dios por absolutamente TODO, porque quien no reconozca la grandiosidad diaria de su obra, en verdad carece de amor por las cosas y menos por la gente. Gracias por hacerme corresponsable de tu obra y dotarme de las capacidades para hacer de mi vida y del mundo algo mejor.

Gracias a Chiqui, Bebé y Kira, cuyas diabluras y alegrías perrunas me hacen la vida más fácil.

Gracias a Clementina la oveja, por enseñarme que no existen los animales, simplemente existen amigos de otras especies.

Gracias a cada uno de ustedes, los que me escuchan y me leen, los cuales años tras años han compartido mis impresiones. Gracias especiales a los que me han comentado mi blog o a las noticias bipolares y muchísimas gracias a los que las han compartido. Ustedes son compañeros de viaje en esta, Aventura Llamada Vida.

Es que son tantas las cosas por las que debo dar gracias, que podría pasar horas en este menester. Debería al final, lanzar una noticia tremenda al estilo de película de MARVEL, para que se queden hasta que terminen los créditos.

Queridos amigos, no hay nada que pueda quitarles la alegría ni las ganas, si ustedes no lo quieren permitir.

No dejen que la oscuridad opaque el brillo de sus corazones.

Como decía Mary Poppins, “la medicina más amarga sabe mejor con un poquito de azúcar”. Así que conviértanse en azúcar de las situaciones.

El mayor éxito de este gobierno ha sido matarles la esperanza, llenándoles de miedo y robándoles los sueños. Lo más triste es que ustedes lo han permitido.

De cada uno de ustedes depende un nuevo despertar y en verdad les aseguro, que ese nuevo despertar, solo es posible deteniéndonos, observando, respirando y agradeciendo.

Que la sonrisa sea su máscara.

Que la alegría sea su escudo.

Y que, desde vuestro corazón atrincherado, renazcan los sueños y la fuerza para realizarlos.

Gracias… Muchas Gracias y JAPI SAN GUIVIN

Reinaldo Poleo

23/11/2017

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