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Mostrando entradas de enero, 2016

Un día más… ¿O menos?

S on las 6 a.m., como es usual, comienzan las notas del himno nacional, la radio coloca la versión cantada por el difunto Teniente Coronel. Un recordatorio más de que “El Presidente Vive”. Hemos quedado sumergidos en una Necrocracia. Aunque dentro de mi auto parecería un día normal, definitivamente no lo es, desde las 3:20 de la tarde del día anterior, dejó de serlo. Habitualmente ya estaría llegando a mi oficina en el Este de Caracas, sin embargo, en este momento voy rumbo al Oeste, me dirijo a la Ciudad de Valencia, a 120 kilómetros de mi casa. Una aventura más, arrastrado por las circunstancias que nos ha tocado vivir… ¿o tal vez las que hemos permitido? Para mayor exactitud, el martes 20 de enero, he recibido un correo el cual dice lo siguiente: “Buenas tardes, puede pasar mañana jueves 21 de enero por la tienda XXXXXXXXXX XXXXXXXXXX, a partir de las 8:30 am para montar los dos cauchos que se le asignaron. Su cita vence a las 10:00 am” ¡Vaya buena noticia

¡Me Quedo!

C orría la segunda mitad de la década de los 70, específicamente el año 1977, la Guerra Fría se encontraba en pleno apogeo y mi mamá afianzaba más su tesis de que el fin del mundo podía llegar en cualquier momento y que nosotros teníamos que sobrevivir, sus hijos, no pasarían trabajo. La estrategia de mi mamá era bastante simple, enfocaba su educación en 3 aspectos básicos, el moral, el intelectual y el físico. Debíamos estar preparados para un mundo bárbaro, debíamos ser líderes de una nueva civilización, y como decía ella, si no pasaba nada, no nos hacía mal estar preparados en esos tres aspectos. La lectura de la prensa era obligatoria, yo siempre le pedía a mi papá el cuerpo de deportes para iniciar mi lectura, por muchos años mi papá pensó que yo era un consecuente seguidor de los deportes, más tarde descubriría que simplemente, lo primero que revisaba era las caricaturas, en especial las “Aventuras del Asombroso Hombre Araña”. Así fue como comencé a ser un ávido