Definitivamente me declaro
un fanático del cine y, si de algo estoy claro, es que al cine no voy a ver
dramas y menos si es inspirado en la vida real. Mi entorno ya es todo un drama
como para pagar por ver más… eso es masoquismo. En fin, lo mío es Aventuras,
Ciencia ficción, suspenso y terror sin llegar a la exageración.
Soy de los que salen del cine y
dicen “Me gusto” o “No me gustó”… siempre me ha parecido que el que habla mucho
de vestuario, fotografía o complejidad actoral, solo repite lo que dice la
crítica y la película no le gustó.
Entre las películas o sagas que
más me han gustado, están las aventuras del Dr. Jones, Indiana es una mezcla de
conocimientos e inteligencia hacedora de cosas, algo así como lo que
necesitamos en Venezuela, una mente aguda, pensante y que acciona y no se queda
simplemente en protesta, perdón, quise decir propuesta y además es capaz de
darlo todo por el tesoro.
Reconozco que una de mis
películas preferidas de la serie, fue Indiana Jones y la última Cruzada,
particularmente hay una parte en la cual, Indiana Jones, impulsado por la
inminencia de las circunstancias, se ve obligado a pasar las 3 pruebas que le
separan del Santo Cáliz, en la primera, solo el hombre penitente pasaría, en
la segunda, debía seguir los Pasos de Dios y en la tercera debía seguir el
camino de Dios y solo la Fe le ayudaría. Particularmente la tercera
prueba que a leguas se veía imposible, ante él se abría un abismo
infranqueable, el cual solo podía ser pasado con la fuerza de la FE… únicamente
podría ser atravesado con un “Salto de
Fe”.
Imagínense al escéptico y
pragmático arqueólogo, parado frente a un precipicio sin fondo aparente, del
otro lado la única posibilidad para salvar a su agónico padre y todo
dependiendo de un salto al vacío con la esperanza de que Dios no le deje caer.
Es así, como el Indi, da el salto… todo lo demás es historia en esta fascinante
secuela.
Para los Cristianos Católicos, en
el momento de nuestro Bautismo, recibimos 3 Dones, los cuales conocemos como
“Virtudes Teologales”. Dios nos dio estas virtudes para que seamos capaces de actuar
a lo divino, es decir, como hijos de Dios y así contrarrestar los impulsos
naturales inclinados al egoísmo, comodidad y placer.
Estos Dones son, Fe, Esperanza y
Caridad.
Para no entrar en detalles teologales
y a resumidas cuentas, por la “Fe sabemos, por la esperanza confiamos y
por la caridad actuamos”. Eso no lo aprendemos, lo tenemos vivo en
nuestras almas porque somos hijos de Dios.
Imagínense el momento que impulsó
al Dr. Jones, a dar ese “Salto de Fe”; el cruce de conocimientos, la mezcla de
superstición y religión; de racionalidad contra el misterio divino, los valores
inculcados por su padre; el mismo padre que desde la otra sala y a los brazos
de su buen amigo Marcus, solo murmuraba agónicamente “Un Salto de Fe… un salto de Fe”.
En un solo instante y por las
razones que fueran, se manifestaron la marca del cristiano, tenía el
conocimiento, sabía que debía saltar y que no caería si lo hacía (Fe), con
temor confió en lo que creía, se aprestó a dar el paso (Esperanza) y dio el
paso, saltó al vació (Caridad), quedando en una fina cornisa, que se mimetizaba
con el mismo precipicio. No era magia, pero había probado su Fe, siendo
merecedor de la tercera prueba.
Que impresionante ESE momento en
el cual debemos hacer acopio de esos dones para tomar decisiones en la vida,
esas decisiones que implican saltar a lo desconocido o la que no nos gusta,
salir de nuestro umbral de confort, de nuestras comodidades, de nuestra
tranquilidad. Dejar nuestra cotidianidad para enfrentar lo nuevo, sin
garantías.
Siempre me estremecerá ver el
rostro de mi esposa, bañado en lágrimas, aquel 18 de Febrero del 2014.
Acabábamos de acompañar a Leopoldo López, líder de la resistencia en Venezuela
y fiel creyente de que la salida debe ser pacífica y en la calle.
Esa salida, la cual no pretende
un golpe de estado, sino la presión ciudadana a que el gobierno se aboque a
realizar el trabajo que,” democráticamente”, el pueblo le ha confiado o de lo
contrario, se declare incompetente y dé paso a un nuevo modelo orientado al
rescate de la nación.
Su sollozo entrecortaba sus
palabras ante la visión del joven líder enfrentar un procedimiento totalmente
inconstitucional, viciado y ser apartado a condiciones, por todos conocidos,
desventajosas sin garantías al justo proceso.
Sus lágrimas hablaban de la noche
anterior en los cuales abrazaría a sus hijos Manuela y Leopoldo, con la
esperanza de hacer lo correcto, esa noche en la que acurrucaría a su esposa
Lilian Tintori con un abrazo cargado de eternidad, de futuro.
Ese abrazo que sería regado por las lágrimas
de sus padres Leopoldo López Gil y Antonieta Mendoza, ante la certeza de actuar
con la ciega convicción de que su sacrificio traería una nueva Venezuela.
Mi esposa lloraba como esposa,
madre, hija, como venezolana que pierde a un ser querido, un ser que camina en
forma voluntaria al cadalso.
¿Cuál fuerza impulsa a este tataranieto de Concepción
Amestoy Palacios, sobrina del Libertador Simón Bolívar? ¿Cuál
extraña energía enciende a éste tras tataranieto de Cristóbal
Mendoza, primer presidente de Venezuela? ¿Cuánta convicción puede existir en
este Esposo, Padre, Hijo, político,
economista, graduado Cum Lauden en el Kenyon College del estado
de Ohio, Estados Unidos, con Maestría en el Kennedy School of Government
de la Universidad de Harvard, para desestimar una vida de comodidades y
posibilidades, avalada por una gestión impecable, transparente y exitosa, la
cual ha resistido los más duros embates del Régimen Militarista que domina el
país?
Una vez más veo al hombre del
sombrero y el látigo frente al precipicio, encarnado en un venezolano
convencido en que su lucha nos devolverá un país de la mano del Régimen
Invasor.
Un hombre con la Fe, el pleno conocimiento de que su
causa es Justa, que sabe que hay un pueblo que necesita despertar y que la solución no viene del cielo, sino
que viene de las acciones de todos y cada uno de los que conformamos a este
país y en el nombre de Dios, como el mismo no se cansa de repetir, “Fuerza
y Fe”.
Un hombre con la Esperanza en tanta gente afectada por
la escases, la inseguridad, la pérdida de valores, la desintegración del país
más rico de América. Con la confianza de que su entrega despierte nuestra
responsabilidad para escribir este pedazo de la historia, esa misma confianza
en todos aquellos que le han acompañado en su gesta por una mejor Venezuela y
que continuarán su lucha aunque a él se le haya impuesto el aislamiento, la
censura y el olvido.
Pero nada tiene sentido sin la Caridad, la acción de entrega, en Paz,
retando a la Dictadura, poniéndose al frente de una multitud de ciudadanos
dispuestos a batallar o a liberarle del vehículo que le trasladaría a la
caricatura de la justicia oficialista. Y tener la gallardía de pedir a los allí
presentes, que “respetáramos su decisión”, una decisión soportada por su Fe, su
Esperanza y su clara convicción de estar “del
lado correcto de la historia”.
A 30 días de su alejamiento de
sus hijos, esposa, padres, amigos y pueblo, debemos preguntarnos ¿Y yo, de que
estoy hecho?
¿Qué estoy dispuesto a dar por el futuro de mis Padres, mi Cónyuge e
hijos?
¡Es momento de juntarnos hombro a hombro frente al precipicio!
¡Es momento de calarnos el sombrero y el látigo!
¡Nuestra Patria agoniza, herida por los que nos quieren robar nuestro
Santo Grial!
¡ES TIEMPO DE DAR UN SALTO DE FE!
ES AHORA O NUNCA VENEZOLANOS Y VENEZOLANAS, RECUERDEN QUE NO HAY PLAN
B.
EN EL NOMBRE DE DIOS, NO TENGAMOS MIEDO!!!!
Reinaldo Poleo
@rpoleo
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