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Inevitabilidad, Inercia y el "Reinicio" de Fin de Año

 



C
omienza el mes de enero y gran parte de la humanidad despierta con la resaca dejada por la fiesta decembrina. El hemisferio norte despierta con más frío de lo normal, la cobija aún le cuesta despegarse de nuestro cuerpo y las finanzas están golpeadas por el derroche de fin de año, en criollo decimos que “estamos pelando”.

 Nuevas promesas se abren paso ante el imaginario “reseteo” de nuestra existencia, algo parecido al legendario comentario de, “el lunes comienzo”.

Hemos sido educados, o más bien, programados para dos de esos reseteos al año. El primero coincide con el 1ro. de enero y el segundo con el día del cumpleaños.

Renovación y vida, muerte y renacimiento. Recordatorio impuesto del paso inclemente del tiempo.

Reiniciar es Inevitable…

A medida que avanzamos en este ciclo ineludible de renacimiento, la inercia se convierte en nuestra compañera silenciosa. Nos arrastra, nos empuja y nos envuelve en una danza perpetua, donde cada paso parece predestinado por el anterior.

Nos encontramos atrapados entre el deseo de avanzar y la comodidad de quedarnos.

La inercia no es simplemente el estado de reposo o movimiento continuo, sino una fuerza que define nuestra resistencia o disposición a cambiar. Nos brinda una ilusión de control, mientras que, en realidad, nos mantiene sujetos a patrones que hemos construido a lo largo del tiempo. Es un recordatorio de que, aunque el reinicio es inevitable, el verdadero cambio requiere más que un simple calendario nuevo; requiere intención, decisión y acción consciente.

Nos enfrentamos a la paradoja del movimiento incesante y la quietud implacable, es en este antagonismo donde reside la oportunidad de redescubrir nuestra capacidad para romper la inercia y forjar nuevos caminos.

El cambio es un proceso continuo, y cada pequeño paso hacia adelante nos acerca más a nuestra meta. La inercia puede ser una fuerza poderosa, pero nuestra capacidad para soñar, planificar y actuar con intención consciente es aún más fuerte. Así, cada nuevo comienzo se convierte en una oportunidad no solo para reiniciar, sino para verdaderamente transformar nuestras vidas.

En última instancia, la inevitabilidad del reinicio anual no es una condena para repetir los mismos ciclos, sino una invitación a redescubrirnos y reinventarnos continuamente.

Es en la aceptación de esta dualidad, de la inevitabilidad del cambio y la posibilidad de dirigirlo, donde reside nuestro verdadero poder.

Lamentablemente, en un universo de contrastes, de luz y oscuridad, nos educan en la esperanza pintada con todos los colores, distrayendo la mirada de lo inevitable.

Nada más real en nuestras vidas que lo inevitable y lo inevitable se calla, se ignora, oculta, se saca de las conversaciones y se cubre con un manto de esperanza vana que termina asfixiando a la ilusión.

La vida está llena de cosas inevitables, es inevitable el día, tanto como la noche, son inevitables las enfermedades, el envejecimiento y, al final del camino, la muerte. Nos resistimos a reconocer estas realidades, pero son partes integrales de nuestra existencia. Es inevitable que enfrentemos desafíos y adversidades, pero también es inevitable que cada experiencia nos brinde la oportunidad de aprender y crecer.

Las relaciones humanas, con sus altibajos, también son inevitables. Encontraremos amor, amistad, desamor y pérdida. A pesar de las dificultades, estas conexiones nos enriquecen y nos enseñan sobre la compasión, la empatía y la resiliencia.

El cambio es otra constante inevitable. Nos mudaremos, cambiaremos de trabajo, adoptaremos nuevas costumbres y perderemos otras. La evolución personal y colectiva es un proceso constante y, aunque a veces temido, es fundamental para nuestro desarrollo y adaptación.

Es inevitable que, a pesar de todos los desafíos y obstáculos, encontremos momentos de alegría, de risa y de paz. La vida, en su complejidad y dualidad, nos ofrece un espectro completo de experiencias que, aunque inevitables, son las que dan forma a nuestra humanidad y nos impulsan a seguir adelante, buscando siempre un sentido y propósito en cada nuevo día.

Muchos en este instante tienen una inevitable resaca, falta de dinero, un familiar enfermo, el auto se dañó, la uña se rompió, el pie se lo torció y la economía del nuevo año pareciera no querer arrancar.

La Inevitabilidad te ahoga, pero recuerda, no es la primera vez que te pasa, sin embargo, olvidas que más de una vez el auto se dañó, tu economía falló, alguien enfermó y pasó, se resolvió de alguna forma y ahora estás de nuevo en una situación similar que igual pasará, por cierto… la uña crecerá, inevitablemente.

Aceptar la inevitabilidad permite prepararse y anticiparse. Nos brinda la oportunidad de desarrollar una mirada más profunda y reflexiva sobre la vida, permitiéndonos apreciar la belleza de lo efímero y la fortaleza en las adversidades. Al aceptar lo inevitable, nos liberamos de la ansiedad que proviene de la resistencia al cambio, encontrando en su lugar una serenidad que nos permite enfrentar el futuro con una mente abierta y un corazón resiliente.

En este proceso de aceptación, aprendemos a valorar cada momento presente, a vivir con mayor plenitud y a encontrar gratitud en las cosas simples.

La inevitabilidad del cambio nos enseña a ser flexibles, adaptándonos a las circunstancias con creatividad y optimismo. Nos invita a cultivar la paciencia y la perseverancia, a confiar en nuestra capacidad de superar las dificultades y a encontrar significado en cada experiencia vivida.

Aceptar la inevitabilidad no significa resignarse, sino reconocer la realidad tal como es y trabajar con ella en lugar de luchar contra ella.

Es un llamado a vivir de manera intencional, a tomar decisiones conscientes y a construir una vida que refleje nuestros valores y aspiraciones.

Al abrazar la inevitabilidad, descubrimos nuestra verdadera fortaleza y nos capacitamos para navegar los altibajos de la vida con gracia y sabiduría.

Recuerda, es Inevitable que lo malo que estás pasando quede atrás y se convierta en un recuerdo. Si es malo o bueno, dependerá de ti, de tu temple e intención, depende de la decisión que tomas en este instante para enfrentar el futuro posible, parido de éste preciso instante.

Feliz año humano y que tu jornada sea maravillosa.

Reinaldo Poleo

23 de enero del 2025


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