H ay palabras que definitivamente, están destinadas a cambiar nuestra existencia. La mayoría de las veces, las recordamos por alguna razón, hasta que un día la comprendemos en toda su aplastante verdad. En una ocasión, discutía con el Gerente de la Oficina cierta situación de mis subordinados, yo reclamaba lo que creía justo; al final conseguí lo que quería, sin embargo, Juan José sentenció mi triunfo con una frase … “Recuerda, el día que pierdas tu puesto, ninguno de ellos llevará el pote de leche a tu casa”. Muchos años después, caí bajo el peso de esas palabras, expuse mi pellejo por alguien que no me agradeció y ni siquiera una llamada a sabiendas que le salvé su empleo a costa del mío. Dios es testigo de cómo resonaban las palabras de J.J. en la medida que el peso del desempleo caía sobre mí. Mucha agua ha corrido desde que mi vida se vio inundada por la desagradable experiencia del desempleo… debo agradecer a mis padres y hasta a mis suegros que más de una vez llev...
Espero que este Blog, sirva como foro de ideas y opiniones que ayuden a compartir lo que sentimos y no discutimos, en una Venezuela de sueños robados