“Aquella mañana amanecía
como cualquier otra, con la diferencia de la terrible pesadilla, creo que en la
noche me despertaba y luego me dormía y conciliaba el sueño y también la
pesadilla. Era uno de esos malos sueños llenos de detalles, de sentimientos, olores,
colores e imágenes. Uno de esos en los que te parece ver todo en 3D, desde
afuera y a la vez eres el protagonista. Pero era solo eso, una pesadilla.
Me levanto con pesadez y
con el corazón apretado, siento las mejillas húmedas, evidentemente he llorado.
Me incorporo lentamente y me preparo a ir al baño, lo que veo me paraliza.
Sobre el sillón se
encuentra extendido el mismo traje oscuro de mi pesadilla, el mismo que llevaba
mientras enterraban a mi padre…
Las piernas flaquean y me
vuelvo a sentar en la cama. Las lágrimas vuelven a brotar intempestivamente por
las mejillas mientras el pecho parece que se apretara con fuerza.
No era pesadilla, mi padre
había muerto…”
Este verídico
relato me acompaña durante todos los años que siguieron a partir de la muerte
de mi abuelo y padrino, el viejo Reinaldo Poleo, a principios de los ochenta. Mi
padre me lo contó una sola vez y pareciera que se me grabó con fuego en mis
recuerdos.
Su dolor se
fundía al mío, de regreso a casa justo frente al Estadio Universitario de
Caracas, un pensamiento me atormentaba. Mi abuelo había muerto y el mundo… como
si nada.
A veces la
realidad nos supera, nos aplasta el pecho, el estómago, los sueños y hasta la
esperanza.
Pero las
pesadillas pasan, tarde o temprano vamos a despertar y más temprano que tarde
volveremos al mundo indiferente que no gira la mirada cuando lo malo toca a
otro.
El domingo 20
de mayo, una vez más hay elecciones en Venezuela.
Y no puedo
negar que son muchos los que me hacen la pregunta:
-Y por fin, ¿Vas a votar o no?-
Y me suena
hasta lógico el interés por mi decisión, cuando en 20 años, la única elección
legal a la cual no acudí, fue aquella famosa de Asamblea, coincidiendo con el
llamado realizado por la dirigencia opositora del momento y de la cual nos
arrepentimos por muchos años.
Sin embargo, en
los actuales momentos debo, conscientemente y como ser libre pensante, de esos
que detesta la revolución, porque en Revolución, la educación universal, la
inteligencia crítica y el libre pensamiento son subversivos, he decidido no
participar en el “Evento” del 20 de mayo, tal y como no participé en el que
eligió a la Asamblea Nacional Constituyente.
Mis razones son
simples, primero y principal, absolutamente nadie me puede obligar a votar, no
existe ninguna ley que me obligue y hasta el momento mi voto no tiene un
precio, no vale una caja de clap, un bono, ni un servicio y menos mi empleo.
Una Caja de Clap no me aguanta para 6
años más de miseria.
¿Abstencionista?
¡En lo absoluto! Yo me abstuve en la elección de diputados anteriormente
mencionada, pero abstenerse de participar en un proceso viciado e ilegal no
puede llamarse abstención, es renunciar a participar de cómplice en un hecho
delictuoso.
Se los expongo
más clarito, vamos a suponer que usted es un socio en una empresa, voy a
llamarla Venezuela C.A., y el presidente de la Empresa, elegido por usted como
accionista de la empresa, nombra a su esposa, Director de Administración. El
contador es su hijo, la de Recursos Humanos es su hija, el gerente de Ventas es
su hermano, el supervisor es su cuñado y decide repartir las acciones de la
empresa entre todos ellos, pero para que se vea más legal, entrega acciones a
su papá, a su tío, su primo Ramón y a la tía Hilda. Para más “tramparencia”
nombra contralor al Cuñado de su media hermana y declara un incremento de las
acciones las cuales son repartidas entre los nuevos socios, convirtiéndolo a
usted en socio minoritario. A ver… ¿Qué hace usted?
¿A quien
reclama?, ¿Cómo cambia al presidente de la empresa? ¿Cómo evita que en la
reunión de accionistas no reelijan al presidente? Lamentablemente, le quitaron
la empresa y usted no puede hacer nada.
Obviamente,
usted debe, es su deber, acudir a cualquier instancia o hacer lo que sea
necesario para que la empresa vuelva a ser de los accionistas originales, su
manito levantada en la asamblea de accionistas no hace más que ayudar a la foto
para lavar la cara a quienes le quitaron su empresa, la gente que lo estafó.
Venezuela
perdió su democracia, la transparencia perdió su nitidez y se convirtió en una
pantalla que refleja lo que quiere el estado, al igual que la justicia.
La ley se interpreta según
el deseo del gobierno, y la adapta a la medida de sus necesidades.
El descarado
uso de los medios al servicio del estado y la desvergonzada práctica de la
mentira repetida como política comunicacional, asfixia a los débiles de mente y
alienados, los flojos de pensamiento.
Los derechos son como los músculos,
cuando no se ejercitan se debilitan y hasta se pierden.
Los muertos asesinados
por este gobierno, cuyo grito agónico despertó a los pueblos del mundo, no se
merecen la legitimación de un proceso realizado para lavar la cara del régimen.
Democracia No es Voto… Cuba
tiene más de 50 años votando.
Debemos
recordar que, al mejor estilo de las últimas elecciones nicaragüenses, aquí se dejaron
a los principales partidos de la oposición fuera del sistema electoral, deslegitimándoles
en todas las formas posibles. Sus líderes han sido perseguidos, inhabilitados, muchos
se encuentran presos u obligados al exilio. Eso dista mucho de ser democracia.
Debemos
recordar que el CNE no ha cambiado, que siguen usando las máquinas denunciadas
por el fabricante como fraudulentas y hacedoras de “milagros electorales”.
Debemos
recordar que los empleados públicos son Obligados a manifestarse en los “Puntos
Rojos” ubicados por el gobierno cerca de los centros de votación, que deben
firmar un compromiso de llevar a sus familiares a votar, que son controlados con
el “Carné de la Patria” y que dependen del reconocimiento de sus jefes o “coordinadores”
para continuar trabajando. No podemos olvidar que, tras la destrucción del
aparato productivo, el estado es el mayor empleador del país y estás obligado a
portar la inscripción del partido y participar en cuanta actividad proselitista
te manden.
Debemos
recordar que el TSJ ha avalado cualquier irregularidad, basta recordar
recientemente cuando en octubre del 2017, Tomás Guanipa, señalaba que el
dictamen de la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), la cual
permitía al Consejo Nacional Electoral (CNE) hacer sustituciones, con el plazo
vencido, en las postulaciones de los candidatos para las elecciones del 15 de
octubre, justificaba la arbitrariedad del ente comicial.
De igual forma
la elección ha sido convocada por la Asamblea Nacional Constituyente, ente
ilegítimo por el cual no voté por su ilegitimidad de origen. Así lo señala
brillantemente Octavina Díaz en artículo publicado en “APORREA” el 30 de octubre
del 2017, en el cual indicaba que:
“En primera instancia, una Asamblea
Constitucional se realiza para cambiar la constitución, no para reformas ni
para cambios sustanciales. Según la definición teórica muy bien interpretado en
el articulado de la Carta Magna del 1999, en su título IX sobre la reforma
constitucional que comprende el articulado 340 al 349. En este Capítulo deja
bien descrito como se debe reformar y cambiar la constitución. Capítulo I sobre
las Enmiendas, el capítulo II de la Reforma Constitucional y el Capítulo III
sobre la Asamblea Nacional Constituyente.
Nunca debió saltarse el referéndum
consultivo, este primer paso de consulta universal a los venezolanos, es el que
le dio el énfasis de legalidad a la constitución del 1999.
Todo acto que se realice durante el
proceso Constituyente no es válido, es nulo, por tanto, los dos procesos
electorales que se realizan este año son ilegales, porque se han realizado en
medio de un proceso de suspensión de la Constitución de 1999.
En estos momentos, ningún venezolano
goza de garantías constitucionales, por consiguiente, se le puede allanar su
casa, expropiarle sus bienes, porque, simplemente toda legalidad está
suspendida, hasta que el gobierno paralelo de la Asamblea Constituyente lo
decida.”
No obstante,
algunos candidatos han salido a acompañar este show, personajes oscuros, todos
ligados de una u otra forma con el gobierno o con actos de corrupción
reconocidos y desligados de la oposición dirigida por la MUD, la cual se alejó públicamente
del proceso por viciado y fraudulento.
No… no
reconozco la legalidad ni la legitimidad de estas elecciones ni su resultado,
no me identifico con esos personajes que intentan lavar la cara de una dictadura.
Es más, yo
siendo el gobierno, ante el desastre monumental que vive Venezuela, dejaría
ganar a cualquiera de estos personajes, le serviría para venderse ante un mundo
que le fustiga cada vez más como una legítima democracia y de paso lograría que
le liberaran las cuentas a la selecta Boliburguesía afectada por las sanciones
de países amigos de la Venezuela libre que todos ansiamos. Mientras continúo
manejando las cuerdas de unas marionetas bien pagadas.
Estimado amigo
o amiga que me lee, vaya al Banco Bicentenario y pida un crédito por Bolívares
mil millones y dígales que aunque usted no tiene ningún aval, está quebrado,
sin trabajo y no posee capacidad para pagar el préstamo, usted lo necesita para
comer. Si se lo niegan, dígale al gobierno que el Banco Bicentenario le tiene
una “Guerra Económica” en contra de sus hijos…
Ese es el
discurso, el porqué usted se muere de hambre, mientras ellos hacen lo que sea
para que les dejen usar sus cuentas, por cierto, esas cuentas no dicen “Venezuela”,
esas cuentas tienen nombre y apellido y que yo sepa, es ilegal que un
funcionario en Venezuela gane dólares.
No amigos…
VOTAR ES UN DERECHO… NO VOTAR EN UNA
ELECCIÓN ILEGAL ES UN DEBER.
El lunes
despertaremos y miraremos el traje oscuro en el mueble, no es una pesadilla, ES UNA DICTADURA.
Pero más
temprano que tarde, este lamentable y oscuro momento de la historia de nuestro
país, pasará y como todas las cosas volveremos a la vida normal, la vida en
donde trabajas, creces, ríes, lloras, descansas… VIVES.
Inevitablemente volveremos a la vida, a
pesar de que nos quieran imponer tanto miedo y muerte.
El mundo está claro,
gane quien gane, no será reconocido, excepto por otras dictaduras que ya todos
conocemos.
Este domingo 20
de mayo, no cuenten conmigo, no me presto a simulacros y aún no llegan al
precio de mis valores… los cuales, estoy convencido de que NO tienen precio.
Nos vemos en la calle, que ahí sí es
verdad que contamos todos.
FUERZA Y FE
Reinaldo Poleo
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