“La población de Grasse se despertó con una
espantosa resaca. Incluso aquellos que no habían bebido tenían la cabeza pesada
y náuseas en el estómago y en el corazón. En el Cours, a plena luz del día,
honestos campesinos buscaban las ropas de que se habían despojado en los
excesos de la orgía, mujeres honradas buscaban a sus maridos e hijos, parejas
que no se conocían entre sí se desasían con horror del abrazo más íntimo,
amigos, vecinos, esposos se encontraban de improviso unos a otros en penosa y
pública desnudez.
Muchos consideraron esta experiencia tan espantosa,
tan inexplicable y tan incompatible con sus auténticas convicciones morales,
que en el mismo momento de adquirir conciencia de ella la borraron de su
memoria y después realmente ya no pudieron recordarla. Otros, que no dominaban
con tanta perfección el aparato de sus percepciones, intentaron mirar hacia
otro lado, no escuchar y no pensar, lo cual no resultaba nada sencillo, porque
la vergüenza era demasiado general y evidente. Los que habían encontrado a sus
familias y sus efectos personales, se marcharon de la manera más rápida y
discreta posible. Hacia el mediodía, la plaza estaba desierta, como barrida por
el viento.
Los ciudadanos que salieron de sus casas, lo
hicieron al caer la tarde, para atender a los asuntos más urgentes. Se
saludaron con prisas al encontrarse, y sólo hablaron de temas banales. Nadie
pronunció una palabra sobre los sucesos de la víspera y la noche pasada. El
desenfreno y el descaro del día anterior se había convertido en vergüenza. Y
todos la sentían, porque todos eran culpables. Los habitantes de Grasse no
habían estado nunca tan de acuerdo como en aquellos días. Vivían como entre
algodones…” Patrick Süskind , El Perfume, 1985. (http://www.mediafire.com/?wlh2f7ujdk5s1um#!)
Así describía en su obra El Perfume, el escritor Patrick Süskind, a un particular momento
en el cual el Asesino Grenouille lograba
salvarse del cadalso, gracias al extracto obtenido de la destilación de su
bella victima…
Convertido en una especie de Angel
Seductor, el sádico perverso se disfrazaba con unas gotas del Perfume extraído
de su víctima, obteniendo el Aroma Perfecto, el mismo que desencadenó una orgia
de desenfreno total entre las 10.000 almas reunidas para presenciar la ejecución
del vil monstruo. Hasta el Padre de su víctima le pide su perdón y le implora
le acepte como Padre…
Esta obra siempre me impresionó y es que
la humanidad ha estado plagada de estos monstruos capaces de nublar la razón
con pasión desenfrenada, desatando las más viles pasiones disfrazadas de
orgullo nacionalista, fervor religioso o fanatismo artístico capaz de terminar
en los más temibles actos de desenfreno.
Lo
más increíble, es que las victimas de tal influjo, justifican absolutamente todas las actuaciones
del monstruo con el convencimiento pleno de hacer lo correcto, justificando y
acatando cada acto u orden por muy descabellada que sea.
Pol Pot, líder de
los Jemeres Rojos de Camboya cuya feroz dictadura comunista causó la muerte en
la década de 1970 a más de 1 millón y medio de personas, en un país que tenía
sólo algo más de 7 millones de habitantes.
Adolf Hitler lo
había superado en número de muertos, pero el record absoluto lo ostenta, sin
duda Josef
Stalin, dejando a un lado las víctimas de la Segunda Guerra Mundial y
las deportaciones forzosas que llevó a cabo la Unión Soviética al finalizar
esta, se maneja la cifra de, al menos,
10 millones de personas. Entre 6 y 8 millones a causa de las grandes hambrunas
de la década de 1930, de la que Stalin fue responsable directo, y en torno a 4
millones fueron víctimas de purgas, deportaciones y asesinatos de todo tipo
llevados a cabo por la policía y el Ejército Rojo.
Mao Zedong fue
responsable de la muerte de más de 70 millones de personas en tiempos de paz,
más que ningún otro líder del siglo XX y hoy por hoy, el pueblo chino, el que
más sufrió su megalomanía y ambición desmedida, lo sigue venerando como a un
héroe…
De igual forma, vale la pena recordar al
Asesino y Tecnócrata comunista, Slobodan Milošević, que se afianzó en el
poder explotando el victimismo de los serbios, removiendo los traumas de la
Segunda Guerra Mundial (cuando esta nacionalidad padeció matanzas de
proporciones genocidas a manos de los fascistas croatas) y exacerbando un
sentimiento de frustración colectiva por los años de la dictadura comunista y
la rampante crisis económica. Milosevic convenció a buena parte de los ciudadanos, de que Serbia, la
república más poblada y económicamente más potente de la federación, había sido
sistemáticamente marginada durante el régimen de Tito (a la sazón, un croata),
y que ahora, numerosos enemigos de dentro y fuera de Yugoslavia conspiraban
contra ella.
La retórica
nacional-patriótica, aderezada con algunas concesiones a un nebuloso reformismo
político, desplazó el verdadero debate, la democratización de las instituciones
y la vida pública, a partir de la cual podría renegociarse el futuro de la
RFSY.
El 28 de marzo de
1989 la Asamblea de Serbia aprobó una reforma de la Constitución republicana
que reducía drásticamente las autonomías de Kosovo y Vojvodina, incluidas todas
las competencias económicas, policiales y educativas, las cuales volvieron a la
administración central
El 7 de junio de
1990 constituyó el Partido Socialista de Serbia (SPS) a partir de la SKS y con
la absorción de la pequeña Alianza Socialista del Pueblo Trabajador de Serbia,
y el 16 de julio siguiente se hizo elegir presidente de la flamante formación
el primer día de su primer Congreso. No se acometió una transformación
doctrinal como las interiorizadas por los partidos comunistas del bloque
soviético, sino un simple cambio de siglas y otros símbolos externos; en
realidad, los socialistas serbios mantuvieron intactos el dogmatismo ideológico
y la concepción exclusivista del poder propios de un partido fuerte que se
consideraba vanguardia de la sociedad.
El 28 de
septiembre de 1990 Serbia imprimió un nuevo giro de tuerca promulgando una
nueva Constitución centralista que remataba la disolución de las instituciones
autonómicas provinciales. El texto removió también la condición de socialista
de la República de Serbia y abrió el camino para la celebración de las primeras
elecciones pluralistas el 9 y el 23 de diciembre. En las legislativas, el SPS
se adjudicó una rotunda victoria con 194 de los 250 escaños de la nueva
Asamblea Nacional (Narodna Skupstina); en las presidenciales, Milosevic fue
confirmado en su puesto con el 65,3% de los votos, derrotando a una veintena de
candidatos encabezados por Vuk Draskovic, un líder nacionalista genuino que
encontró serias dificultades para perfilarse ante el exitoso intrusismo
ideológico del dirigente socialista.
Su apoyo popular
era incuestionable y su traslación a las urnas se aseguraba a priori,
escatimando los espacios de difusión a los partidos opositores a fuerza de un
práctico monopolio informativo, sacando provecho de los tumbos de los
adversarios y ejerciendo medidas de coerción policiales (también
extraoficiales, con intimidaciones y agresiones a cargo de sicarios que
quedaban impunes) que no eran compatibles con el Estado de derecho.
Gracias a este entramado de pluripartidismo, elecciones más o menos
competitivas e instituciones sólidas, Milosevic mantenía viva la sensación de
un Estado democrático y no hacía fácil las simplificaciones sobre la existencia
de una "dictadura" en Serbia. Pero un análisis detenido revelaba que
el poder real, por encima del Gobierno, el Parlamento y los demás órganos
constitucionales del Estado, lo detentaba una urdimbre de camarillas, élites
partidistas y fuerzas de seguridad conectadas (sobre todo en los últimos años)
con organizaciones parapolíticas de corte mafioso. Amparadas por el clan
gobernante, las tramas corruptas y las economías sumergidas florecían en tanto
Milosevic obtuviera de ellas ventajas políticas.
El propio hijo
varón de Milosevic, Marko, amasó una considerable fortuna privada merced a una
serie de negocios dudosos y al desvío de fondos no menos sospechosos a cuentas
secretas en Suiza, Grecia y la misma Serbia. En 1999 su hermana, Marija,
aparecía como la propietaria de una discoteca en el centro de Belgrado y de la
empresa informativa Kosova, consistente en una emisora de televisión y otra de
radio. Al finalizar la década, sus detractores convenían en que la familia
Milosevic administraba un patrimonio financiero nada desdeñable, repartido en
participaciones en diversos medios de comunicación, inversiones inmobiliarias y
negocios de variada especie.
Los escasos
medios de información, audiovisuales y escritos, que habían conseguido mantener
una línea independiente comenzaron a ser hostigados de manera sistemática o
directamente fueron clausurados al amparo de la nueva ley del 21 de octubre de
1998, que imponía drásticas restricciones a la libertad de información.
Asimismo, la criminalidad con ramificaciones políticas experimentó una escalada
sin precedentes que se manifestó en atentados, asesinatos y desapariciones de
altos representantes institucionales y dirigentes políticos, tanto en activo
como retirados. Los accidentes de tráfico y los suicidios, a cual
más sospechoso, de personalidades de la vida pública adquirieron una frecuencia
alarmante. Ni los fiscales se salvaban a esta suerte de “Pava”…
Milosevic, cuyo
mandato federal vencía en julio de 2001, estaba dispuesto a librar el
enfrentamiento definitivo con la oposición. Con la animosidad en su contra
generalizada dentro y fuera del país, el autócrata descartó (si es que llegó a
considerar alguna vez esta opción) anular a sus enemigos domésticos con la
represión policial, el estado de emergencia o la instauración de una dictadura
sin tapujos, quizá porque no tenía segura la lealtad de todos los mandos del
Ejército. Decidió, pues, aceptar el reto de las urnas, donde estaba convencido
de que podía ganar, como lo había hecho siempre, así que el 27 de julio convocó
elecciones federales anticipadas para el 24 de septiembre.
Pero antes, el 6 de julio, la coalición de partidos fieles aprobó en la Asamblea
Federal una serie de enmiendas constitucionales que reforzaban sobremanera los
atributos del presidente, dejando a las claras que el titular del cargo quería
perpetuarse en el poder. En adelante, el jefe del estado yugoslavo sería
elegido por sufragio universal en vez de por la Asamblea y no se exigiría un
mínimo de participación para validar los comicios.
Más aún, el
mandato presidencial podría prolongarse hasta ocho años partiendo de un
cuatrienio renovable, y, obviamente, se entendía que esto valía para Milosevic
al no tener la enmienda efecto retroactivo. Los analistas foráneos
interpretaron que con la nueva artimaña legal, diseñada para asegurar la
reelección de Milosevic, el régimen dejaba atrás los últimos vestigios de pudor
legalista y se aprestaba a enrocarse con todas las consecuencias. De hecho, al
autócrata sólo le valía ganar, pues su paso a la oposición traería
inevitablemente el arreglo de cuentas, la persecución judicial y quien sabía si
su extradición a La Haya.
Pasaron varios
años en donde la descomposición social, el genocidio y la presión Internacional
de la mano de la OTAN y de la mano de una insurrección popular… un despertar
del pueblo contra su anterior líder Máximo e infalible.
El 1 de febrero
del 2001 las autoridades sometieron a Milosevic a una vigilancia domiciliaria
permanente para prevenir cualquier intento de fuga y el último día del mes la
Fiscalía de Belgrado abrió una investigación para esclarecer unas informaciones
periodísticas en las que se acusaba al ex presidente de transferir 172
kilogramos de oro a Suiza entre el 21 de septiembre y el 2 de noviembre del año
anterior.
En la mañana del
1 abril, tras una dramática resistencia de 36 horas planteada por sus
guardaespaldas y una nube de incondicionales vociferantes que frustraron con
tiroteos y tumultos dos intentos de asalto policial, Milosevic fue detenido en
su villa de Belgrado. Acompañado por su esposa y su hija –quien llegó a
disparar con una pistola a los policías-, antes de rendirse amenazó, siguiendo
la tradición familiar, con suicidarse, lo que indudablemente le habría
convertido en un mártir para una parte sustancial de la población, pero esta
vez prevaleció en él el instinto de supervivencia.
Milosevic dejó
Belgrado sumido en un fenomenal alboroto político, con Djindjic justificando su
expeditivo movimiento para "evitar a Serbia la ruina", Kostunica
calificando de "ilegal e inconstitucional" la medida de la que, aseguró, se enteró a través los
medios de comunicación- y Zizic anunciado su dimisión irrevocable, aun cuando
Occidente premió la difícil decisión con una ayuda de 1.300 millones de
dólares. Conforme al procedimiento, el 3 de julio Milosevic se sentó en el
banquillo del TPIY, que presidía el juez francés Claude Jorda, para escuchar la
lectura de su acta de acusación y la comunicación de su derecho a ser asistido
por un abogado.
En la histórica sesión judicial, se esperaba de Milosevic una declaración de no
culpabilidad de los cargos que se le imputaban, por el momento limitados
a la responsabilidad directa en la ejecución de al menos 340 albanokosovares y
en la deportación de otros 740.000 entre el 1 de enero y el 20 de junio de
1999, así como a la instigación y planificación de las operaciones de limpieza
étnica en Kosovo. Los hechos imputados eran constitutivos de unos delitos de
crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad. Ahora bien, la fiscal
general, la suiza Carla Del Ponte, pronosticó la ampliación del sumario con la
acusación de genocidio, el cargo más grave del Tribunal, en relación con las
atrocidades cometidas en Croacia, Bosnia y la misma Kosovo desde 1991.
Sería mucho
extendernos en los intríngulis que desencadenaron en el largo proceso judicial
en el tribunal internacional de la HAYA, del amado por unos y odiados por
otros, Carnicero de los Balcanes.
La culpabilidad o
la inocencia de Milosevic nunca fue establecida por el tribunal internacional.
El 11 de marzo de 2006, el cuerpo de Milosevic fue encontrado sin vida,
recostado en la cama de su celda, por uno de los guardianes de la penitenciaría
de Scheveningen.
(http://www.cidob.org/es/documentacio/biografias_lideres_politicos/europa/serbia/slobodan_milosevic)
Estos son algunos de los ejemplos del
influjo fatídico que poseen estos Monstruos sobre las sociedades, las mismas
que un día despertaron del mismo con el deseo de olvidar y dejar detrás la
vorágine de inmoralidad y excesos…
“…Había conocido esta experiencia y comprobado que
no era factible vivirla. Como tampoco la otra experiencia, la de la vida entre
los hombres. Uno se asfixiaba tanto en una como en otra. En general, no quería
seguir viviendo. Quería llegar a París y morir allí. Esto era lo que quería.
De vez en cuando metía la mano en el bolsillo y
tocaba el pequeño frasco de cristal que contenía su perfume. Estaba casi lleno.
Para su aparición en Grasse había utilizado sólo una gota. El resto bastaría
para hechizar al mundo entero. Si lo deseaba, en París podría dejarse adorar no
sólo por diez mil, sino por cien mil; o pasear hasta Versalles para que el rey
le besara los pies; o escribir una carta perfumada al Papa, revelándole que era
el nuevo Mesías; o hacerse ungir en Notre—Dame ante reyes y emperadores como
emperador supremo o incluso como Dios en la tierra... si aún podía ungirse a
alguien como Dios...” Patrick Süskind , El Perfume, 1985.
El diccionario define 'presencia' cómo
“la personalidad o apariencia de una persona que se caracteriza por su aplomo y
confianza”. Para completar la definición se podría agregar que es la
combinación de una presencia física atractiva, un lenguaje corporal que
transmite seguridad en sí mismo, habilidades de comunicación asertiva y una
energía positiva cautivadora que crea una suerte de campo energético en torno a
la persona y que hace que los demás se sientan atraídos. Cuando una persona
reúne todos estos atributos, suele proyectar un “aura de poder” que se traduce
en la “presencia” del líder
Es impresionante el influjo que ejerce la presencia
del líder, cuando hasta sus más acérrimos opositores se derriten ante su
presencia… Un Don o una Maldición???
Tanto la Novela como la historia
coinciden en el final de los Monstruos…
Pol Pot, murió el 15 de abril de 1998 a los 73 años de edad, en medio de las selvas camboyanas que en su
juventud habían inspirado sus ideales. Era oficialmente prisionero del grupo
que había fundado cuatro décadas atrás, los "Khmeres Rojos". Los
informes oficiales establecen que su muerte se debió a un ataque cardíaco, pero
rumores de un posible atentado a su vida se presentaron como una posibilidad.
Su cuerpo fue incinerado en una hoguera de coches viejos, lugar que
posteriormente fue rodeado por una barrera de láminas de hierro al norte del
país, cerca del lugar de su muerte.
La muerte de Adolf Hitler, jefe del Partido Nazi de 1933 a 1945, se produjo el 30 de abril de 1945; Hitler
cometió suicidio por
disparo y envenenamiento con cianuro.
Mao experimentó serios problemas de salud
debidos posiblemente al mal de Parkinson, así como problemas pulmonares y
cardíacos como consecuencia del tabaco. Mao falleció el 9 de septiembre de 1976 a la
edad de 82 años después de una larga agonía oculta bajo el telón de la
desinformación oficial.
Sobre las diez de
la noche del domingo 1 de marzo de 1953, el mayordomo de Stalin abrió la puerta de
su habitación y lo encontró tendido en el suelo, vestido con la ropa que
llevaba la noche anterior y sin apenas poder hablar. Se llamó a los miembros
del Politburó, que lentamente fueron acudiendo a la dacha de Stalin, pero nadie
llamó a un médico. Finalmente, pasadas 24 horas, Lavrenti Beria, hizo venir a
algunos doctores que dictaminaron que Stalin había sufrido una apoplejía y había caído fulminado. La agonía de
Stalin se alargó varios días más. En ocasiones abría los ojos y miraba
furibundamente a quienes lo rodeaban. Se cuenta que en esos momentos, Beria le
cogía de la mano y le suplicaba que se recuperase, pero cuando volvía a
desvanecerse lo insultaba y le deseaba una dolorosa muerte. El día 4 aparentó
una súbita mejoría y una enfermera comenzó a darle de beber leche con una
cuchara, lo que hizo que el enfermo señalase un cuadro que había sobre la
cabecera de su cama, donde una niña daba leche a una oveja. En ese momento,
sufrió un nuevo ataque y entró en coma. Los médicos que atendían a Stalin le
practicaron reanimación cardiopulmonar en las diversas ocasiones en que se le
detuvo el corazón, hasta que finalmente a las 22:10 del día 5 de marzo no
consiguieron reanimarlo.
“Podía
hacer todo esto cuando quisiera; poseía el poder requerido para ello. Lo tenía
en la mano. Un poder mayor que el poder del dinero o el poder del terror o el
poder de la muerte; el insuperable poder de inspirar amor en los seres humanos…
Sólo una cosa no estaba al alcance de este poder: hacer que él pudiera olerse a
sí mismo. Y aunque gracias a su perfume era capaz de aparecer como un Dios ante
el mundo... si él mismo no se podía oler y, por lo tanto, nunca sabía quién
era, le importaban un bledo el mundo, él mismo y su perfume.
La mano que había tocado el frasco olía con gran
delicadeza y cuando se la llevó a la nariz y olfateó, se sintió melancólico,
dejó de andar y olió.
Nadie sabe lo bueno que es realmente este perfume,
pensó. Nadie sabe lo bien "hecho" que está. Los demás sólo están a
merced de sus efectos, pero ni siquiera saben que es un perfume lo que influye
sobre ellos y los hechizó.
El único que conocerá siempre su verdadera belleza
soy yo, porque lo he hecho yo mismo. Y también soy el único a quien no puede
hechizar. Soy el único para quien el perfume carece de sentido…”
“El hombrecillo de la levita azul, sin embargo,
había aparecido allí de repente, como surgido de la tierra, y tenía en la mano
un pequeño frasco que en seguida procedió a destapar. Esto fue lo primero que
todos recordaron: que de pronto apareció alguien y destapó un pequeño frasco. Y
a continuación se salpicó varias veces con el contenido de este frasco y una
súbita belleza lo encendió como un fuego deslumbrante.
En el primer momento retrocedieron con profundo
respeto y pura estupefacción, pero intuyendo al mismo tiempo que su retirada
era más bien una postura para coger impulso, que su respeto se convertía en
deseo y su asombro, en entusiasmo. Se sintieron atraídos hacia aquel ángel
humano del cual brotaba un remolino furioso, un reflujo avasallador contra el
que nadie podía resistirse, sobre todo porque no querían hacerlo, ya que el
reflujo arrastraba a la voluntad misma, succionándola en su dirección: hacia
él.
Habían formado un círculo a su alrededor, unas
veinte o treinta personas, y ahora este círculo se fue cerrando. Pronto no
cupieron todos en él y empezaron a apretar, a empujar, a apiñarse; todos
querían estar cerca del centro.
Y de improviso desapareció en ellos la última
inhibición y el círculo se deshizo. Se abalanzaron sobre el ángel, cayeron
encima de él, lo derribaron. Todos querían tocarlo, todos querían tener algo de
él, una plumita, un ala, una chispa de su fuego maravilloso. Le rasgaron las
ropas, le arrancaron cabellos, la piel del cuerpo, lo desplumaron, clavaron sus
garras y dientes en su carne, cayeron sobre él como hienas.
Pero el cuerpo de un hombre es resistente y no se
deja despedazar con tanta facilidad; incluso los caballos necesitan hacer los
mayores esfuerzos.
Y por esto no tardaron en centellear los puñales,
que se clavaron y rasgaron, mientras hachas y machetes caían con un silbido
sobre las articulaciones, haciendo crujir los huesos. En un tiempo muy breve,
el ángel quedó partido en treinta pedazos y cada miembro de la chusma se
apoderó de un trozo, se apartó, e impulsado por una avidez voluptuosa, lo
devoró. Media hora más tarde, hasta la última fibra de Jean-Baptiste Grenouille
había desaparecido de la faz de la tierra…” Patrick Süskind , El Perfume, 1985.
No hay noche, por muy oscura que sea, que pueda oponerse a un nuevo y brillante día!!!
Cualquier semejanza con nuestra realidad
Nacional… es pura coincidencia…
Reinaldo Poleo
@rpoleo
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