UNA AVENTURA LLAMADA VIDA

E s poco menos que imposible no guardar la impresión de ese momento mágico, entre la medianoche del 31 de Diciembre y los primeros segundos del 1ero de Enero, es algo así como una explosión de emociones, gritos, pitos, la mezcla de abrazos, risas y lagrima, las cuales pretenden resumir, todos los acontecimientos vividos durante el año anterior y se vierten en un océano de recuerdos acumulados en muchos años anteriores.  Nunca podré borrar de mi mente, aquel último año nuevo con mi abuelo Poleo; el viejo salió corriendo a la calle, después de los abrazos, gritando “MATRICULEEEEE… MATRICULEEEE….”, más delgado, con afecciones cardíacas, pero con el buen humor intacto, celebraba el nuevo año, celebraba la vida, mientras al fondo se escuchaba el clásico ritmo tropical y decembrino, “Yo no olvido el año viejo, porque me ha dejado cosas muy buenas…”, “El año Viejo”, del compositor colombiano Crescencio Salcedo y puesto de moda por el gran cantante mexicano Tony Camargo.  Quien