Después
de transcurridos 16 años del fatídico proceso, el cual ha sumido a Venezuela,
en una dictadura socialista, no debería sorprenderme la verborrea recalcitrante
de los líderes y “Padrotes” de la revolución.
No
debería extrañarme, que la base del discurso, siempre parece estar basada en la
famosa frase del infeliz responsable de la propaganda Nazi, Joseph Goebbels, “Una mentira repetida adecuadamente mil
veces se convierte en una verdad”
Sin
embargo, reconozco, que aún resulta más ofensivo a mis conocimientos y valores,
el uso descarado de la desinformación para torcer realidades. Es importante
destacar, que el uso de medias verdades es común en todas las instancias de
poder, llámale izquierda, derecha, centro, arriba o abajo. No obstante, la
mentira descarada, ante los que estamos parados en medio de la realidad que
tratan de tapar, me resulta tremendamente ofensivo.
Después
del aterrizaje en Cuba de sus “Majestades Satánicas” (Obama y los Rolling
Stone), me llamó poderosamente la atención, la carta, la cual según el Granma
(órgano propagandístico del régimen cubano) escribió Fidel, en respuesta al
discurso del Presidente Obama en el Teatro de la Habana, Cuba. Y aunque no me
lo han pedido, desde mi trinchera venezolana me permito responder desde las
palabras del escritor de la misiva… sea quien sea.
Al
final les dejo la carta original, pero a continuación, mi respuesta, al “hermano
Fidel” desde sus propias palabras (en negritas y cursiva):
No
necesitamos que Cuba nos regale nada. Nuestros
esfuerzos serán legales y pacíficos, porque es nuestro compromiso con la paz,
la fraternidad y especialmente con la justicia de todos los seres humanos que
vivimos en este planeta
El
dictador y su gobierno nos trajeron a los conquistadores y dueños
cubanos, cuyas manos aún dejan huellas en las diferentes instituciones
e instancias asignadas a los invasores, quienes en forma abusiva, bochornosa y
corrupta se hace sentir en el sistema de identificación, aduana, médico y de
seguridad, entre otros lugares e instituciones del país.
El
turismo hoy, en gran parte, consiste en mostrar las delicias de los paisajes y
saborear las exquisiteces alimentarias de nuestra diversidad culinaria, en vitrinas internacionales
y ferias, y siempre que se comparta con el capital estadal o el privado,
producto de la complicidad o el “enchufe” de funcionarios enriquecidos de la
noche a la mañana, gracias a los turbios contratos con el corrupto gobierno,
cuyas ganancias, al no alcanzar los miles de millones de dólares per cápita,
debido a la escases e inseguridad, no son dignas de atención alguna, razón por
la cual, las inversiones son trasladadas a destinos “más seguros”, como el
famoso y reciente “Spa” de la ex diputada socialista en Doral, Florida… en la
misma cuna del maléfico imperio.
Ya
que te viste
obligado a mencionar el tema, debo añadir, principalmente para los jóvenes, que
pocas personas se percatan de la importancia de tal condición en este momento
singular de la historia humana. No diré que el tiempo se ha perdido, pero no
vacilo en afirmar que la sistemática política de desinformación
manejada por la maquinaria comunicacional de un gobierno que monopoliza los
medios y las ideas, no nos permite estar suficientemente informados, ni ustedes ni
nosotros, de los conocimientos universales y la conciencia que deberíamos
tener para enfrentar las realidades que nos desafían en un mundo, cada
vez más globalizado. Lo primero a tomar en cuenta es que nuestras vidas son una fracción
histórica de segundo, que hay que compartir además con las necesidades vitales
de todo ser humano, como la alimentación, la salud, la seguridad y
hasta la pertenencia. Una de las características de este es la
tendencia a la sobrevaloración de su papel, lo cual contrasta por otro lado con
el número extraordinario de personas que encarnan los sueños más elevados,
a pesar de que se les niegue sistemáticamente el derecho a soñar y se le
delimite la capacidad de trabajar para alcanzar sus sueños.
Nadie,
sin embargo, es bueno o es malo por sí mismo. Ninguno de nosotros está diseñado
para el papel que debe asumir en la sociedad revolucionaria, básicamente porque la revolución
carece de un proyecto de desarrollo sustentable, capaz de comprometerse con el
desarrollo del individuo, de la familia y por ende de la sociedad. En
parte los cubanos tuvieron el privilegio de contar con el ejemplo de
José Martí. Me pregunto incluso si tenía que caer o no en Dos Ríos, cuando dijo
“para mí es hora”, y cargó contra las fuerzas españolas atrincheradas en una
sólida línea de fuego, curiosamente de la misma forma que cayó la
juventud venezolana en la línea de fuego de la represión dictatorial, aquel
12 de febrero, día de la juventud, cuando asistimos guiados por una juventud
que comenzó a marchar diciendo, “Mamá me
fui a luchar por Venezuela, si no vuelvo, me quedé con ella”.
Según
el “hermano Fidel”, Martí no quería regresar a Estados Unidos, y no había quien lo hiciera
regresar, al país que le dio cobijo, en donde trabajo como periodista y
que sirvió de plataforma definitiva, para el lanzamiento del Comité
Revolucionario Cubano… y pensar que después de pasar una pequeña temporada en
Venezuela durante 1881, sería expulsado por causas ideológicas.
Alguien
arrancó algunas de las hojas del diario de Martí. ¿Quién cargó con esa pérfida culpa,
que fue sin duda obra de algún intrigante inescrupuloso? Se conocen diferencias
entre los Jefes, pero jamás indisciplinas, lo que en nuestra historia actual llamamos complicidad,
porque la injusticia, nunca puede ser considerada disciplina. “Quien
intente apropiarse de Cuba recogerá el polvo de su suelo anegado en sangre, si
no perece en la lucha”, declaró el glorioso líder negro Antonio Maceo. Se
reconoce igualmente en Máximo Gómez, el jefe militar más disciplinado y discreto
de la historia cubana. ¿Acaso en Venezuela hará falta un Maceo? No,
prefiero que no, porque la planta regada con sangre solamente da frutos de
sangre.
Mirándolo
desde otro ángulo, cómo no admirarse de la indignación de Bonifacio Byrne
cuando, desde la distante embarcación que lo traía de regreso a Cuba, al
divisar otra bandera junto a la de la estrella solitaria, declaró: “Mi bandera
es aquella que no ha sido jamás mercenaria…”, para añadir de inmediato una de
las más bellas frases
que “el hermano Fidel” escuchó nunca: “Si deshecha en menudos pedazos llega a ser
mi bandera algún día… ¡nuestros muertos alzando los brazos la sabrán defender
todavía!”. Qué pensaría Bonifacio cuando su bandera dejó de estar
acompañando a la de las barras y las estrellas, para acompañar a la roja de la
Hoz y el Martillo, qué pensaría al mirarla ondear mercenaria en países como
Angola, Afganistán y Etiopía entre otros… qué pensaría al mirarla mercenaria
ondeando al lado del que fuera nuestro glorioso tricolor, abusado por una
estrella adicional, de dudosa procedencia. Qué pensaría Bonifacio al ver que
ahora son los brazos de nuestros muertos los que se alzan, para defender lo que
nos queda de patria. Tampoco olvidaré las encendidas palabras de
Camilo Cienfuegos aquella noche, cuando a varias decenas de metros, bazucas y
ametralladoras de origen norteamericano, en manos contrarrevolucionarias,
apuntaban hacia la terraza donde estaban parados, que ironía, las
mismas armas que apuntaron contra Batista y alcanzaron la revolución. Obama
había nacido en agosto de 1961, como él mismo explicó. Más de medio siglo
transcurriría desde aquel momento.
Veamos
sin embargo cómo piensa hoy
tu ilustre
visitante:
“Vine
aquí para dejar atrás los últimos vestigios de la guerra fría en las Américas.
Vine aquí extendiendo la mano de amistad al pueblo cubano”.
De
inmediato un diluvio de conceptos, enteramente novedosos, según tú, para la mayoría de los
cubanos:
“Ambos
vivimos en un nuevo mundo colonizado por europeos”. Prosiguió el Presidente
norteamericano. “Cuba, al igual que Estados Unidos, fue constituida por
esclavos traídos de África; al igual que Estados Unidos, el pueblo cubano tiene
herencias en esclavos y esclavistas”.
Según
tú, “hermano Fidel,” “Las poblaciones nativas no existen para nada
en la mente de Obama. Tampoco dice que la discriminación racial fue barrida por
la Revolución; que el retiro y el salario de todos los cubanos fueron
decretados por esta, antes de que el señor Barack Obama cumpliera 10 años. La
odiosa costumbre burguesa y racista de contratar esbirros para que los
ciudadanos negros fuesen expulsados de centros de recreación fue barrida por la
Revolución Cubana. Esta pasaría a la historia por la batalla que libró en
Angola contra el apartheid, poniendo fin a la presencia de armas nucleares en
un continente de más de mil millones de habitantes. No era ese el objetivo de
nuestra solidaridad, sino ayudar a los pueblos de Angola, Mozambique, Guinea
Bissau y otros del dominio colonial fascista de Portugal”. Y esa es la
justificación de que tu bandera mercenaria, liberara pueblos de la burguesía
racista, mientras tu pueblo vivía en castas, la deportiva, la militar, la
médica, la política y “el resto” o “los igualados” … el pueblo.
Según
tú,
“En 1961, apenas dos años y tres meses después del Triunfo de la Revolución,
una fuerza mercenaria con cañones e infantería blindada, equipada con aviones,
fue entrenada y acompañada por buques de guerra y portaviones de Estados
Unidos, atacando por sorpresa a nuestro país. Nada podrá justificar aquel
alevoso ataque que costó a nuestro país cientos de bajas entre muertos y
heridos. De la brigada de asalto proyanki, en ninguna parte consta que se
hubiese podido evacuar un solo mercenario. Aviones yankis de combate fueron
presentados ante Naciones Unidas como equipos cubanos sublevados”, pero
¿por qué callas acerca de los cubanos que acompañaban ese movimiento? Nadie
puede negar que el “Imperio Norteamericano” sentía amenazados sus intereses,
sin embargo, ¿valió la pena sacrificar al pueblo cubano, al alinearte con el
“Imperio Comunista” ?, ¿solamente para mantenerte en el poder y al precio que
fuera?
¿Acaso
no fuiste tú el que en entrevista con el español J. Meneses en Julio de 1958,
dijiste: “No me rompí el pescuezo
luchando contra una dictadura, para caer en manos de otra. El imperialismo
soviético es igual al imperialismo norteamericano”?
Es
cierto, es de sobra conocida la experiencia militar y el poderío de ese país,
los Estados Unidos de América. Continúas recordando que “En África creyeron igualmente
que la Cuba revolucionaria sería puesta fácilmente fuera de combate. El ataque
por el Sur de Angola por parte de las brigadas motorizadas de Sudáfrica racista
los lleva hasta las proximidades de Luanda, la capital de este país. Ahí se
inicia una lucha que se prolongó no menos de 15 años. No hablaría siquiera de
esto, a menos que tuviera el deber elemental de responder al discurso de Obama
en el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso.” Más adelante señalarás
que no intentarás dar detalles… obviamente, porque sería realmente deprimente.
Después de una guerra de 15 años, liderada por 3 imperios, el Portugués, el
Soviético y el Norteamericano, el cual desangró al país hasta alcanzar en 1975 su
independencia, degeneró en una guerra civil que duró 22 años, llevando a un
país con abundantes yacimientos minerales y petrolíferos, a tener, en la
actualidad un nivel de vida y mortalidad infantil, entre los peores del mundo;
tu herencia liberadora de pueblos y razas logró que hoy Angola tenga un
presidente autoritario sin división de poderes… Esa es tu herencia, ¿Te suena?,
por cierto, no te hablo desde Angola… te hablo desde Venezuela, la Venezuela
sumida en crisis económica, social y humanitaria, la Venezuela con recursos en
manos del mejor postor, la Venezuela que hasta la actual y nueva Asamblea
Nacional, había dejado de reconocer, convenientemente, la división de poderes y
en este momento lucha por la restitución, legalmente contemplada en nuestra
constitución, de la división e independencia de dichos poderes.
Continúas
diciendo, “No intentaré tampoco dar detalles, solo enfatizar que allí se escribió
una página honrosa de la lucha por la liberación del ser humano. De cierta
forma yo deseaba que la conducta de Obama fuese correcta. Su origen humilde y
su inteligencia natural eran evidentes. Mandela estaba preso de por vida y se
había convertido en un gigante de la lucha por la dignidad humana. Un día llegó
a mis manos una copia del libro en que se narra parte de la vida de Mandela y
¡oh, sorpresa!: estaba prologado por Barack Obama. Lo ojeé rápidamente. Era
increíble el tamaño de la minúscula letra de Mandela precisando datos. Vale la
pena haber conocido hombres como aquel.”
Parece
obsceno leer de tu puño y letra, el nombre de Mandela, el nombre de un preso
político de un régimen autoritario, es que pareciera que, para los seres
humanos, siempre los demás están errados, es fácil endilgar culpas para
proteger la inocencia unilateral de los verdaderos culpables.
Ante
esta realidad es que existe el Imperio de las Leyes, el mismo que rápidamente
es corrompido por el poder absolutista, a fin de solapar la corrupción y la
decadencia.
“Sobre
el episodio de Sudáfrica debo señalar otra experiencia. Yo estaba realmente
interesado en conocer más detalles sobre la forma en que los sudafricanos
habían adquirido las armas nucleares. Solo tenía la información muy precisa de
que no pasaban de 10 o 12 bombas. Una fuente segura sería el profesor e
investigador Piero Gleijeses, quien había redactado el texto de “Misiones en
conflicto: La Habana, Washington y África 1959-1976”; un trabajo excelente. Yo
sabía que él era la fuente más segura de lo ocurrido y así se lo comuniqué; me
respondió que él no había hablado más del asunto, porque en el texto había
respondido a las preguntas del compañero Jorge Risquet, quien había sido
embajador o colaborador cubano en Angola, muy amigo suyo. Localicé a Risquet;
ya en otras importantes ocupaciones estaba terminando un curso del que le
faltaban varias semanas. Esa tarea coincidió con un viaje bastante reciente de
Piero a nuestro país; le había advertido a este que Risquet tenía ya algunos
años y su salud no era óptima. A los pocos días ocurrió lo que yo temía.
Risquet empeoró y falleció. Cuando Piero llegó no había nada que hacer excepto
promesas, pero ya yo había logrado información sobre lo que se relacionaba con
esa arma y la ayuda que Sudáfrica racista había recibido de Reagan e Israel.
No
sé qué tendrá que decir ahora Obama sobre esta historia. Ignoro qué sabía o no,
aunque es muy dudoso que no supiera absolutamente nada. Mi modesta sugerencia
es que reflexione y no trate ahora de elaborar teorías sobre la política
cubana.”
Existen
gigantes y “gigantes”, unos pocos se elevan sobre las montañas de las ideas,
sin embargo, muchos más se yerguen por encima de los cadáveres de las víctimas
de su ambición… yo también recuerdo episodios, y al igual que como ser humano,
de esos que a la larga somos las víctimas o el sustrato en donde se elevan los
gigantes absolutistas, deploro la carrera armamentista en la cual nos sumieron
los intereses hegemónicos de “los imperios”, disfrazados de acción y reacción,
dejando al olvido al culpable de lanzar “la primera piedra” para evitar el
lanzamiento de la “primera bomba”. Yo también he estado interesado en conocer
como los cubanos en octubre de 1962, esperaban adquirir armas nucleares para
armar las bases de misiles construidas por los soviéticos en territorio cubano,
en territorio caribeño, en territorio latinoamericano. No sé qué tendrá que
decir Obama sobre la historia. Estoy seguro que todo esto, él lo sabe. Mi
modesta sugerencia es que reflexiones, hermano Fidel, y no me hables de teorías
sobre la “política cubana” cuando en mi patria, en mi maravillosa Venezuela,
las pusiste en práctica, sumiéndonos en la siniestra copia de tu lamentable
verdad.
“Hay
una cuestión importante.
Obama
pronunció un discurso en el que utiliza las palabras más almibaradas para
expresar: “Es hora ya de olvidarnos del pasado, dejemos el pasado, miremos el
futuro, mirémoslo juntos, un futuro de esperanza. Y no va a ser fácil, va a
haber retos, y a esos vamos a darle tiempo; pero mi estadía aquí me da más
esperanzas de lo que podemos hacer juntos como amigos, como familia, como
vecinos, juntos”.
Se
supone que cada uno de nosotros corría el riesgo de un infarto al escuchar
estas palabras del Presidente de Estados Unidos. Tras un bloqueo despiadado que
ha durado ya casi 60 años, ¿y los que han muerto en los ataques mercenarios a
barcos y puertos cubanos, un avión de línea repleto de pasajeros hecho estallar
en pleno vuelo, invasiones mercenarias, múltiples actos de violencia y de
fuerza?
Nadie
se haga la ilusión de que el pueblo de este noble y abnegado país renunciará a
la gloria y los derechos, y a la riqueza espiritual que ha ganado con el
desarrollo de la educación, la ciencia y la cultura.
Advierto
además que somos capaces de producir los alimentos y las riquezas materiales
que necesitamos con el esfuerzo y la inteligencia de nuestro pueblo. No
necesitamos que el imperio nos regale nada. Nuestros esfuerzos serán legales y
pacíficos, porque es nuestro compromiso con la paz y la fraternidad de todos
los seres humanos que vivimos en este planeta.”
Hay
una cuestión importante.
Toma
la mano que te extiende el gobernante norteamericano, con sus “palabras almibaradas”,
porque dudo que un pueblo exiliado, pueda olvidar el pasado, me parece
improbable que todos los cubanos varados en Sudamérica y Centroamérica, en un
intento desesperado por llegar al imperio americano, antes de que finalice la
“Ley de Ajuste Cubano”, quieran mirar un futuro de esperanza a tu lado, porque
tú representas la muerte de sus sueños.
Y
al escuchar las palabras de Obama, te aseguro que no te dio un infarto por lo
que escuchabas debido a que sabes, muy bien, que casi 60 años de un bloqueo
despiadado, fueron la excusa perfecta para una dictadura aún más despiadada. ¿y
los que han muerto en los ataques mercenarios que perpetró cuba en Angola, Afganistán,
Yemen, entre otros, así como los múltiples actos de violencia y de fuerza,
perpetrados bajo tu asesoría, en Venezuela? Porque para nosotros, la presencia
de Ramiro nunca fue invisible.
Dudo
que nadie en el planeta, se haga ilusión de que el noble y abnegado pueblo
cubano, ese que ha vivido una generación de racionamiento, inseguridad, terrorismo
político, y pensamiento alienante, deba renunciar a la gloria y los derechos
más elementales que le han sido quitados por un régimen que iguala hacia abajo,
mientras sus líderes se igualan hacia arriba.
Y
te aseguro, que hablar de capacidad de producir alimentos y riquezas
materiales, con el esfuerzo y la inteligencia del pueblo cubano es una falta de
respeto a un pueblo lleno de carencias, el cual prefiere saltar a las fauces de
los tiburones, con la ilusión de librarse de la miseria. Entrando al peligroso mar,
en endebles ingenios parecidos a barcos a fin de alcanzar sus sueños de
producir alimentos y riquezas materiales, con esfuerzo y la inteligencia,
alcanzando la prosperidad manifiesta en los que han alcanzado las costas del
“Imperio”.
Aquí
en Venezuela, luchamos cada día, nos esforzamos en forma legal y pacífica, para
retomar el camino democrático y de progreso, que tras 16 años de traición y
colonia nos hemos visto inmersos. Una vez más, tu bandera mercenaria consiguió
la forma de hincar en la garganta de nuestra noble nación y así drenar los
recursos que permitan tu existencia, ni siquiera la de tu pueblo, la tuya, la
de tus incondicionales y la supervivencia de una ideología caduca, corrupta y
decadente que vive alimentada de los recursos y sueños de dictadorzuelos y
oportunistas.
Algo
ha permitido que tu vida haya sido larga y digo algo porque temo decir que ha
sido Dios, porque Dios cobra caro. Has tenido la oportunidad de enmendar el
error convertido en prepotencia. Sin embargo, estoy consciente que los gigantes
encumbrados sobre una pila de cadáveres, no ven la diferencia entre cráneos y
tierra, ese es el problema de la altura. Estoy consciente, de que el tamaño del
cuerpo imposibilita ver el tamaño del alma.
Sin
embargo, al final, todos morimos.
Ese
es nuestro destino.
Debajo
del yermo terreno, queda lo que fuimos. Queda el gigante. Y el alma queda
desnuda en la memoria de quienes nos conocieron.
Quién
lo diría, que aquel “negro” impertinente e inoportuno, la piedra en el zapato
de un régimen racista, saldría 27 años después de una prisión para convertirse
en el presidente de una joven nación. Quien diría que, en el tiempo
transcurrido desde su salida de la prisión, el preso político, o como diría el
Régimen que le retenía como terrorista y que después le reconocería simplemente
como un “político preso”, Nelson Mandela, se convertiría en el alma de una
nación y hoy el mundo entero le recuerda con cariño como Madiba (Padre).
¿Cómo
crees que la diáspora cubana en el mundo te recuerda? ¿Cómo crees que te
recordarán los que aún viven o sobreviven en la isla? ¿Cómo crees que te
recordaremos, los pueblos que hemos tenido la desdicha de ser tocados por tu
obra?
Como
decía el gran Madiba:
“Derribar y destruir es
muy fácil. Los héroes son aquellos que construyen y trabajan por la paz”
Reinaldo
Poleo
Marzo
30 de 2016
3:30
p.m.
A
continuación, les dejo la carta original escrita por Fidel, publicada por el
Granma, a raíz del discurso del mandatario norteamericano en su reciente visita
a Cuba.
El
hermano Obama
No necesitamos que el imperio nos
regale nada. Nuestros esfuerzos serán legales y pacíficos, porque es nuestro
compromiso con la paz y la fraternidad de todos los seres humanos que vivimos
en este planeta
28 de marzo de 2016
01:03:16
Los reyes de España nos trajeron a los conquistadores y dueños, cuyas
huellas quedaron en los hatos circulares de tierra asignados a los buscadores
de oro en las arenas de los ríos, una forma abusiva y bochornosa de explotación
cuyos vestigios se pueden divisar desde el aire en muchos lugares del país.
El turismo hoy, en gran parte, consiste en mostrar las delicias de los
paisajes y saborear las exquisiteces alimentarias de nuestros mares, y siempre
que se comparta con el capital privado de las grandes corporaciones
extranjeras, cuyas ganancias si no alcanzan los miles de millones de dólares
per cápita no son dignas de atención alguna.
Ya que me vi obligado a mencionar el tema, debo añadir, principalmente
para los jóvenes, que pocas personas se percatan de la importancia de tal
condición en este momento singular de la historia humana. No diré que el tiempo
se ha perdido, pero no vacilo en afirmar que no estamos suficientemente
informados, ni ustedes ni nosotros, de los conocimientos y las conciencias que
debiéramos tener para enfrentar las realidades que nos desafían. Lo primero a
tomar en cuenta es que nuestras vidas son una fracción histórica de segundo,
que hay que compartir además con las necesidades vitales de todo ser humano.
Una de las características de este es la tendencia a la sobrevaloración de su
papel, lo cual contrasta por otro lado con el número extraordinario de personas
que encarnan los sueños más elevados.
Nadie, sin embargo, es bueno o es malo por sí mismo. Ninguno de nosotros
está diseñado para el papel que debe asumir en la sociedad revolucionaria. En
parte, los cubanos tuvimos el privilegio de contar con el ejemplo de José
Martí. Me pregunto incluso si tenía que caer o no en Dos Ríos, cuando dijo
“para mí es hora”, y cargó contra las fuerzas españolas atrincheradas en una
sólida línea de fuego. No quería regresar a Estados Unidos y no había quién lo
hiciera regresar. Alguien arrancó algunas hojas de su diario. ¿Quién cargó con
esa pérfida culpa, que fue sin duda obra de algún intrigante inescrupuloso? Se
conocen diferencias entre los Jefes, pero jamás indisciplinas. “Quien intente
apropiarse de Cuba recogerá el polvo de su suelo anegado en sangre, si no
perece en la lucha”, declaró el glorioso líder negro Antonio Maceo. Se reconoce
igualmente en Máximo Gómez, el jefe militar más disciplinado y discreto de
nuestra historia.
Mirándolo desde otro ángulo, cómo no admirarse de la indignación de
Bonifacio Byrne cuando, desde la distante embarcación que lo traía de regreso a
Cuba, al divisar otra bandera junto a la de la estrella solitaria, declaró: “Mi
bandera es aquella que no ha sido jamás mercenaria…”, para añadir de inmediato
una de las más bellas frases que escuché nunca: “Si deshecha en menudos pedazos
llega a ser mi bandera algún día… ¡nuestros muertos alzando los brazos la
sabrán defender todavía!”. Tampoco olvidaré las encendidas palabras de Camilo
Cienfuegos aquella noche, cuando a varias decenas de metros bazucas y
ametralladoras de origen norteamericano, en manos contrarrevolucionarias,
apuntaban hacia la terraza donde estábamos parados. Obama había nacido en
agosto de 1961, como él mismo explicó. Más de medio siglo transcurriría desde
aquel momento.
Veamos sin embargo cómo piensa hoy nuestro ilustre visitante:
“Vine aquí para dejar atrás los últimos vestigios de la guerra fría en
las Américas. Vine aquí extendiendo la mano de amistad al pueblo cubano”.
De inmediato un diluvio de conceptos, enteramente novedosos para la
mayoría de nosotros:
“Ambos vivimos en un nuevo mundo colonizado por europeos”. Prosiguió el
Presidente norteamericano. “Cuba, al igual que Estados Unidos, fue constituida
por esclavos traídos de África; al igual que Estados Unidos, el pueblo cubano
tiene herencias en esclavos y esclavistas”.
Las poblaciones nativas no existen para nada en la mente de Obama.
Tampoco dice que la discriminación racial fue barrida por la Revolución; que el
retiro y el salario de todos los cubanos fueron decretados por esta antes de
que el señor Barack Obama cumpliera 10 años. La odiosa costumbre burguesa y
racista de contratar esbirros para que los ciudadanos negros fuesen expulsados
de centros de recreación fue barrida por la Revolución Cubana. Esta pasaría a
la historia por la batalla que libró en Angola contra el apartheid, poniendo
fin a la presencia de armas nucleares en un continente de más de mil millones
de habitantes. No era ese el objetivo de nuestra solidaridad, sino ayudar a los
pueblos de Angola, Mozambique, Guinea Bissau y otros del dominio colonial
fascista de Portugal.
En 1961, apenas dos años y tres meses después del Triunfo de la
Revolución, una fuerza mercenaria con cañones e infantería blindada, equipada
con aviones, fue entrenada y acompañada por buques de guerra y portaviones de
Estados Unidos, atacando por sorpresa a nuestro país. Nada podrá justificar
aquel alevoso ataque que costó a nuestro país cientos de bajas entre muertos y
heridos. De la brigada de asalto proyanki, en ninguna parte consta que se
hubiese podido evacuar un solo mercenario. Aviones yankis de combate fueron
presentados ante Naciones Unidas como equipos cubanos sublevados.
Es de sobra conocida la experiencia militar y el poderío de ese país. En
África creyeron igualmente que la Cuba revolucionaria sería puesta fácilmente
fuera de combate. El ataque por el Sur de Angola por parte de las brigadas
motorizadas de Sudáfrica racista los lleva hasta las proximidades de Luanda, la
capital de este país. Ahí se inicia una lucha que se prolongó no menos de 15
años. No hablaría siquiera de esto, a menos que tuviera el deber elemental de
responder al discurso de Obama en el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso.
No intentaré tampoco dar detalles, solo enfatizar que allí se escribió
una página honrosa de la lucha por la liberación del ser humano. De cierta
forma yo deseaba que la conducta de Obama fuese correcta. Su origen humilde y
su inteligencia natural eran evidentes. Mandela estaba preso de por vida y se
había convertido en un gigante de la lucha por la dignidad humana. Un día llegó
a mis manos una copia del libro en que se narra parte de la vida de Mandela y
¡oh, sorpresa!: estaba prologado por Barack Obama. Lo ojeé rápidamente. Era
increíble el tamaño de la minúscula letra de Mandela precisando datos. Vale la
pena haber conocido hombres como aquel.
Sobre el episodio de Sudáfrica debo señalar otra experiencia. Yo estaba
realmente interesado en conocer más detalles sobre la forma en que los
sudafricanos habían adquirido las armas nucleares. Solo tenía la información
muy precisa de que no pasaban de 10 o 12 bombas. Una fuente segura sería el
profesor e investigador Piero Gleijeses, quien había redactado el texto de
“Misiones en conflicto: La Habana, Washington y África 1959-1976”; un trabajo
excelente. Yo sabía que él era la fuente más segura de lo ocurrido y así se lo
comuniqué; me respondió que él no había hablado más del asunto, porque en el
texto había respondido a las preguntas del compañero Jorge Risquet, quien había
sido embajador o colaborador cubano en Angola, muy amigo suyo. Localicé a
Risquet; ya en otras importantes ocupaciones estaba terminando un curso del que
le faltaban varias semanas. Esa tarea coincidió con un viaje bastante reciente
de Piero a nuestro país; le había advertido a este que Risquet tenía ya algunos
años y su salud no era óptima. A los pocos días ocurrió lo que yo temía.
Risquet empeoró y falleció. Cuando Piero llegó no había nada que hacer excepto
promesas, pero ya yo había logrado información sobre lo que se relacionaba con
esa arma y la ayuda que Sudáfrica racista había recibido de Reagan e Israel.
No sé qué tendrá que decir ahora Obama sobre esta historia. Ignoro qué
sabía o no, aunque es muy dudoso que no supiera absolutamente nada. Mi modesta
sugerencia es que reflexione y no trate ahora de elaborar teorías sobre la
política cubana.
Hay una cuestión importante:
Obama pronunció un discurso en el que utiliza las palabras más
almibaradas para expresar: “Es hora ya de olvidarnos del pasado, dejemos el
pasado, miremos el futuro, mirémoslo juntos, un futuro de esperanza. Y no va a
ser fácil, va a haber retos, y a esos vamos a darle tiempo; pero mi estadía aquí
me da más esperanzas de lo que podemos hacer juntos como amigos, como familia,
como vecinos, juntos”.
Se supone que cada uno de nosotros corría el riesgo de un infarto al
escuchar estas palabras del Presidente de Estados Unidos. Tras un bloqueo
despiadado que ha durado ya casi 60 años, ¿y los que han muerto en los ataques
mercenarios a barcos y puertos cubanos, un avión de línea repleto de pasajeros
hecho estallar en pleno vuelo, invasiones mercenarias, múltiples actos de
violencia y de fuerza?
Nadie se haga la ilusión de que el pueblo de este noble y abnegado país
renunciará a la gloria y los derechos, y a la riqueza espiritual que ha ganado
con el desarrollo de la educación, la ciencia y la cultura.
Advierto además que somos capaces de producir los alimentos y las
riquezas materiales que necesitamos con el esfuerzo y la inteligencia de
nuestro pueblo. No necesitamos que el imperio nos regale nada. Nuestros
esfuerzos serán legales y pacíficos, porque es nuestro compromiso con la paz y
la fraternidad de todos los seres humanos que vivimos en este planeta.
Fidel Castro Ruz
Marzo 27 de 2016
10 y 25 p.m.
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