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Yo lo leí… Expedientes Secretos P



“Las grandes masas sucumbirán más fácilmente a una gran mentira que a una pequeña."

ADOLF HITLER


 

En Documento apócrifo rescatado de la Dark Web, un grupo de hacker ha revelado uno de los ocultamientos más patéticos en la historia moderna. Se trata de un importante fajo de información realizada por el renombrado profesor y físico alemán el Dr. Erbkrank Fehlerhaft y su equipo, quien, hasta antes de su desaparición, fungía como director del departamento de Ciencias Fácticas del malogrado Institut für Entfremdung in den formalen Wissenschaften en Berlín, el cual fue atacado con bombas MOLOTOV, en octubre del año 2020.

A continuación, les hago llegar parte del legajo desaparecido del profesor Fehlerhaft y rescatados por la comunidad QAnon Anonymus, del fatídico programa Dahlbo- Unnebäck, utilizado por la camarilla global para borrar la huella electrónica de los elementos que denuncien sus planes.



“A lo largo de la historia, el ser humano ha ido evolucionando gracias a pequeñas variaciones genéticas que se han ido transmitiendo generación tras generación, hasta ser lo que somos en la actualidad.

Una mutación es un cambio en el ADN, el material hereditario de los seres vivos. El ADN de un organismo influye en su aspecto físico, en su comportamiento y en su fisiología. Por lo tanto, un cambio en el ADN de un organismo puede producir cambios en todos los aspectos de su vida. Las mutaciones pueden ser el resultado de errores en la copia del ADN durante la división celular, la exposición a radiaciones ionizantes o a sustancias químicas denominadas mutágenos e inclusive a infecciones por virus.

Entre esas mutaciones que nos han hecho lo que hoy somos, vale la pena resaltar una de hace entre 60 a 30 millones de años, cuando los primeros primates, el grupo que incluye a monos y humanos, evolucionaron poco después de la desaparición de los dinosaurios. Muchos comenzaron rápidamente a vivir en grupos. Eso supuso que cada animal debía moverse en una compleja red de amistades, jerarquías y rivalidades. Así que vivir en grupos puede haber impulsado un aumento sostenido de la capacidad intelectual.

Hace 15 a 10 millones de años, los humanos, chimpancés y gorilas descendieron de una especie desconocida de homínido extinguida. En este ancestro, un gen llamado RNF213 comenzó a evolucionar rápidamente. Esto puede haber estimulado el flujo de sangre hacia el cerebro al ensanchar la arteria carótida.

Hace entre 13 a 7 millones de años, nuestros ancestros se separaron de sus parientes parecidos a los chimpancés. Por muy parecidos que fueran, dentro de sus células, el cambio ya estaba en marcha. Los genes ASPM y ARHGAP11B empezaron a mutar, así como un segmento del genoma humano denominado región HAR1.

No está claro qué provocó estas modificaciones, pero HAR1 y ARHGAP11B están involucrados en el crecimiento del córtex cerebral. En los siglos y milenios subsiguientes, mutaciones importantes, las cuales podemos seguir gracias a la identificación de los genes nos convertirían en el ser que hoy somos:

Los genes SLC2A1 y SLC2A4, los cuales forman proteínas que transportan glucosa dentro y fuera de las células, se modificaron pudiendo haber desviado glucosa de los músculos hacia el cerebro de aquellos homínidos primitivos, y es posible que esta glucosa los haya estimulado y permitido que crecieran los cerebros.

Un fragmento de ADN llamado HACNS1, ha evolucionado rápidamente, el mismo se activa cuando se desarrollan nuestros brazos y manos otorgándonos una inusual habilidad la cual nos permiten hacer bellas herramientas de piedra o escribir palabras.

Y así ocurrió hace, entre 5,3 y 2,4 millones de años que las mandíbulas disminuyeron sus tamaños liberando espacio para que crezca el cerebro.

 Luego otra mutación nos permitió variar la dieta, más carne supuso más calorías y menos tiempo de masticación.

Después comenzamos a perder el vello corporal y millones de años después un gen llamado SRGAP2 fue duplicado tres veces. Como resultado, nuestros ancestros tuvieron varias copias, algunas de las cuales podrían haber evolucionado libremente. Una de las copias mutadas resultó ser mejor que la original.

Es probable que haya provocado que las células del cerebro modelaran más prolongaciones, permitiéndoles formar más conexiones.

Hace 2,8 millones de años, el Homo más antiguo conocido aparece en Etiopía. En comparación con sus ancestros, estos nuevos homínidos tenían cerebros mucho más grandes.

Y así continuaron las mutaciones hasta el día de hoy, muchas de ellas importantes y sin explicación científica en los actuales momentos, las mismas nos permitieron controlar el fuego hace un millón de años, comenzamos a hablar hace 600.000 años atrás, la saliva se reforzó para comer carbohidratos y más recientemente, gracias a una mutación que habría aparecido hace unos 7.500 u 8.000 años en lo que hoy es Hungría, algunos humanos adultos desarrollaron la capacidad de consumir leche sin problemas. Al terminar la lactancia, el resto de los animales deja de producir lactasa, la enzima que permite procesar la lactosa y descomponerla en glucosa y galactasa.

El objetivo último de nuestra existencia, desde un punto de vista evolutivo, es la preservación de la vida, es decir, reproducirse. Y para reproducirse es requisito fundamental mantenerse vivo. Dado que las enfermedades van en contra de todo esto, la selección natural se ha encargado de desarrollar mecanismos naturales de defensa ante afecciones específicas.

Por ejemplo, en el caso de la malaria, ciertas mutaciones dificultan que la enfermedad se esparza a través del torrente sanguíneo; ciertos genes provocan la escasez de la proteína que permite la descomposición de los glóbulos rojos, con lo que el trabajo de la malaria para colarse en ellos es mucho más difícil. Otra mutación, en tanto, se encarga directamente de impedir el ingreso de la malaria en la placenta.

Mecanismos similares para protegernos de determinadas enfermedades han sido observados en poblaciones particulares. Un estudio publicado en el International Journal of Organic Evolution concluyó que las poblaciones con larga data viviendo en entornos urbanos presentan una resistencia natural a patógenos intracelulares como la tuberculosis o la lepra.

No obstante. estudios recientes sugieren que la evolución ya no está estrictamente ligada a los genes. En cambio, la cultura humana puede estar impulsando la evolución más rápido de lo que pueden funcionar las mutaciones genéticas.

Según los investigadores, a medida que el ser humano ha ido poblando el mundo, los nuevos entornos han ejercido una fuerte presión para que se produjeran mutaciones genéticas fortuitas, que permitieran la digestión de nuevas fuentes alimenticias o la resistencia a nuevos agentes patógenos con los que en contextos previos no se convivía.

En esta concepción, la evolución ya no requiere mutaciones genéticas que confieren una ventaja de supervivencia que se transmiten y se generalizan. En cambio, los comportamientos aprendidos transmitidos a través de la cultura son las 'mutaciones' que brindan ventajas de supervivencia.

Sin embargo, la sincronía o equilibrio entre la evolución humana, su éxito aparente en la preservación de la vida va en detrimento del ambiente, logrando un deterioro crítico de su entorno.

A este respecto, otra investigación llevada a cabo en la universidad de Sydney, reveló que estos cambios se producen continuamente, al poner de manifiesto que incluso los efectos de las actividades humanas y de la contaminación, están provocando hoy día cambios genéticos de las especies.

Lo sorprendente de este estudio es que estos cambios genéticos recién registrados se han producido en pocos años, cuando históricamente se han necesitado cientos, si no miles de años, para que se produzcan cambios similares.

Sin embargo, un fenómeno tan raro como es la vida inteligente no ha pasado desapercibido en el universo y hemos encontrado evidencia de que la intervención en nuestra genética se ha convertido en una constante no tan reciente.

Uno de los elementos más relevantes estriba en hechos aparentemente sin relevancia, los dinosaurios poblaron la tierra durante 160 millones de años, mientras que apenas hace unos 70 millones de años, en la época llamada Paleoceno, comenzaron a prosperar los primeros primates, en las selvas de Europa y América.

Bastaron apenas 10 millones de años para que se precipitaran las mutaciones que dieron origen al hombre actual, tal hecho, en función de los tiempos y del estudio comparativo, nos permite determinar que el desarrollo humano no es coincidencial, estadísticamente hablando.

 Sin embargo, hemos encontrado evidencia importante que muestra que dicha intervención en el genoma y cultura han dado un salto importante a partir del siglo XVIII, coincidiendo con un aumento en la proliferación de la viruela y con el proceso de aceleración del calentamiento global, impulsado por la Revolución Industrial.

En ocasión de los estudios y observaciones del comportamiento de la más reciente pandemia producida por el virus SARS-CoV-2., hemos encontrado un patrón cada vez más común el cual relaciona éste tipo de enfermedades con el desarrollo de mutaciones en los seres humanos, así como una evidente creación de generaciones mejores adaptadas a los, cada vez más rápidos y violentos, cambios del entorno, con la secuela de muerte de los menos aptos, normalmente organismos no adaptados para las rápidas mutaciones del ADN.

La clave de nuestras observaciones reside en el comportamiento de una de las pestes o epidemias más terribles en la historia de la humanidad, la Viruela.

La viruela (del latín variola: pústula pequeña) fue una enfermedad infecciosa grave, contagiosa y con un alto riesgo de muerte, causada por el virus Variola virus.

Se desconoce el origen de la viruela, pero existen evidencias de su existencia en una época muy temprana, pues se han hallado restos en momias egipcias datadas del siglo III a. C. La enfermedad se propagó a lo largo de la historia a través de brotes periódicos, en la Europa del siglo XVIII se estima que unas 400 000 personas morían cada año por viruela y un tercio de los supervivientes desarrollaba ceguera. Se estima que solo en el siglo XX, la viruela mató hasta 300 millones de personas y a 500 millones en sus últimos 100 años de existencia.

En 1967, apenas una década antes de su último registro, se registraron 15 millones de casos. El último caso de contagio natural se diagnosticó en octubre de 1977 y en 1980 la Organización Mundial de la Salud (OMS) certificó la erradicación de la enfermedad en todo el planeta.

El planteamiento que se hizo nuestro equipo de psico-historiadores se basó en éstos 3 elementos:

¿Qué sucede en el siglo 18 para que en medio de una epidemia se dispare la revolución industrial cuya incorporación de las máquinas de vapor comenzarían con un recalentamiento acelerado del planeta?

Como la ciencia se basa en la causalidad y no la casualidad, se comenzó una exhaustiva revisión de todo tipo de evento documentado en la época, obteniendo los siguientes hechos relevantes y desechados por los “especialistas” internacionales. Su relevancia nos hace sospechar de las razones que impulsaron el olvido u ocultamiento de estos, propia de las técnicas psico-sociales de descalificación por omisión.

Existen evidencias escritas y pictográficas de sendos eventos llevados a cabo en la Europa del siglo XVII.

Así, se ha localizado una de las descripciones más sorprendentes y mejor documentadas en la historia antigua, y es la narración realizada por el cronista oficial, comisario y procurador del condado de Ampurias, Jeroni Pujades, el 30 de septiembre de 1604. En ella, el prestigioso abogado describió tres fenómenos ocurridos el mismo día, entre la zona oeste de Catalunya, el Urgell, y la ciudad de Barcelona.

 En la primera descripción, Pujades describe lo sucedido durante la mañana ya clara de aquel día, en la zona de las Belianes (actual municipio de la comarca de l’Urgell) “se vieron en el aire, pero muy bajos, cerca del suelo, grandes escuadrones de gente de armas que batallaban con gran furor y ruido de armas”. La explicación no detalla nada más que pueda recrearnos qué eran esos ejércitos armados que volaban en el aire a baja altura.

Algo similar se comenta en la segunda descripción del cronista, donde asegura que sobre la ciudad de Barcelona vieron sobrevolar algo así como una bandada de estorninos, pero “del grosor y negror de cuervos, pero de muchas piernas y alas como de langosta”. Una descripción que aún inquieta más que la primera, puesto que las mentes más imaginativas podrían relacionar esas supuestas aves con pequeñas naves volando en formación.

Pero siguiendo con el relato, Pujades deja testimonio que finalmente esa misma noche, cerca del monasterio de San Jerónimo de la Vall d’Hebron, se observaron “unos grandes rayos de fuego como barras muy claras”. En una época donde la proyección de la luz en forma de foco o láser no podía concebirse, ni probablemente imaginarse, describir cualquier forma de luz más allá de la natural debía ser algo muy complicado, de ahí la escueta información que Pujades da de lo acontecido aquella noche sobre el desaparecido monasterio.

En aquella época, los fenómenos meteorológicos poco habituales “eran atribuidos frecuentemente a expresiones o castigos divinos”, explica Mariano Barriendos, profesor de Historia en la Universidad de Barcelona e investigador asociado al Institut Català de Ciències del Clima. En este sentido el historiador ejemplifica otros casos donde a la lluvia rojiza, poco habitual, se la definía como lluvias de sangre, “con efectos anímicos terribles e interpretables para la sociedad de entonces como si Jesucristo llorara sangre”. Barriendos explica que son varios los acontecimientos como estos que se describen en algunos documentos, pero que han pasado inadvertidos por los historiadores de diferentes épocas “por miedo a ser desacreditados, por lo que no se han hecho demasiados trabajos ni difusión”.

Al margen de la interpretación más o menos científica que se pretenda dar a lo ocurrido aquel 30 de septiembre de 1604, hay quien relaciona la descripción de Jeroni Pujades con otra inquietante narración que tuvo lugar en 1561 y descrita por la ufología como la “batalla ovni de Núremberg” o, más objetivamente, “el fenómeno celeste de Núremberg”.

En 1566 algo de “muy horripilante aparición” sorprendió a los ciudadanos de esta ciudad alemana en el momento de la salida del sol: esferas de color rojo sangre, azulado y negro o discos anulares cerca del Sol, “tres por ejemplo en fila, a veces cuatro en cuadrado, y también algunas solas y también se han visto entre esas esferas algunas cruces de color sangre”, se recoge en una octavilla elaborada en madera en 1566 por el artista Hans Glaser.

Precisamente en este documento, se acaba añadiendo que tales esferas “comenzaron a pelearse entre sí”, cayendo sobre el suelo “desde el cielo como si todo ardiera y con gran vapor desapareció poco a poco sobre la Tierra”.

Otro fenómeno de características similares ocurrido en el siglo XVI fue el producido en Basilea cinco años después, donde también se describe que “se vieron en el aire muchas esferas negras que hacia el Sol se desplazaban con gran nitidez y celeridad y también volviéndose unas contra otras libraban disputa, tornándose algunas rojas y fogosas y luego se consumieron y disolvieron”. Ambos casos se recogen en la obra “Un mito moderno. De cosas que se ven en el cielo” (1958) de Carl Gustav Jung.

Dichos relatos no son nuevos en nuestro planeta, simplemente han sido poco documentados, han sido silenciados, destruidos o archivados, muchos de ellos se encuentran en la Biblioteca del Vaticano, convirtiendo tales eventos en señales divinas en lugar de dar el verdadero nombre a los acontecimientos.

Es importante destacar que, otros eventos similares fueron documentados en el Rig-veda, el texto más antiguo de la India, de mediados del II milenio a.c., así como en las páginas del Ramayana, gran poema épico hinduista del siglo III a.c., atribuido el poeta Valmiki, en el cual se hacen alusiones a carros voladores que habrían sido utilizados en el curso de las guerras entre los dioses del panteón hinduista. El demonio Rávana poseía un pushpaka (vimana de flores) con el que podía volar.

Debido a estas evidencias es válido preguntarse si ¿dichos eventos no continuaron repitiéndose en diferentes tiempos o diferentes lugares, muchos de los cuales no tenemos evidencia?, ¿Cuál era el objetivo de estas batallas?, ¿Cuál era el premio? Y más aún, ¿Quién obtuvo la victoria?

Lo más claro es el hecho de que los vencedores en la cultura india se convirtieron en sus dioses y fueron fundamentales en el desarrollo de su civilización tal y como lo muestra el Samara-angana-sutradhara, la cual es una obra enciclopédica acerca de la arquitectura clásica hinduista (vastu shastra) escrita por el rey paramara Bhoja de Dhar, quien vivió entre el 1000 y el 1055 d. C.

En 83 capítulos se tratan temas como planeamiento urbanístico, arquitectura de casas y templos, escultura decorativa y mudras (diferentes poses de las manos y las piernas), los cánones de la pintura artística y un capítulo (el 31) dedicado a las iantras (máquinas).

Ahora bien, ¿qué sucede con las fuerzas beligerantes de los “dioses” de finales del siglo XVI y principios del XVII?

Es posible inferir que las fuerzas ganadoras tengan un plan, y ¿puede llamarse casualidad que después de éstas últimas batallas documentadas comenzara lo que hoy conocemos como La Edad Moderna?

 El siglo estuvo caracterizado por el movimiento artístico conocido como el Barroco, la última parte del Siglo de Oro español, el Siglo de Oro Neerlandés, la predominación de Francia en Europa durante el reinado de Luis XIV, la revolución científica y la Gran Crisis del siglo XVII.

El siglo estuvo fuertemente marcado por grandes crisis y transformaciones que lo convirtieron en una época de retroceso en Europa, ya que la evolución global de la economía y la población fue negativa y la producción agraria padeció sucesivas crisis. Esto causó una serie de grandes hambrunas que dieron pie a la aparición de epidemias y pestes, causas de una serie de guerras como la de los Treinta Años.

 Tenemos pruebas que nos permiten concluir que las profundas crisis del siglo comenzaron un igualmente, profundo cambio de la humanidad.

A finales de siglo, los europeos conocían ya la electricidad, el telescopio, el microscopio, el cálculo, la gravitación universal, las leyes del movimiento de Newton, la presión atmosférica y las máquinas de cálculo gracias al trabajo de los primeros científicos de la Revolución Científica, incluyendo a Galileo Galilei, Johannes Kepler, René Descartes, Pierre Fermat, Blaise Pascal, Robert Boyle, Christiaan Huygens, Antonie van Leeuwenhoek, Robert Hooke, Isaac Newton y Gottfried Wilhelm Leibniz. También fue un período de desarrollo de la cultura en general, especialmente en teatro, música, artes visuales y filosofía.

En el siglo XVIII se precipitan aún más los profundos cambios que iniciarán la sociedad actual. En la historia occidental, el siglo es llamado el «siglo de las luces», debido al nacimiento del movimiento intelectual conocido como Ilustración. Tras el caos político y militar vivido en el siglo xvii, el siglo xviii, no carente de conflictos, verá un notable desarrollo en las artes y las ciencias europeas de la mano de la Ilustración, un movimiento cultural caracterizado por la reafirmación del poder de la razón humana frente a la fe y la superstición.

Nos atrevemos a decir que a diferencia de los vencedores hindúes que se convirtieron en dioses, la especie o raza triunfadora de finales del siglo anterior y comienzos de siglo XVIII era eminentemente científica.

 Las antiguas estructuras sociales, basadas en el feudalismo y el vasallaje, serán cuestionadas y acabarán por colapsar, al tiempo que, sobre todo en Inglaterra, se inicia la Revolución Industrial y el despegue económico de Europa. Durante dicho siglo, la civilización europea occidental afianzará su predominio en el mundo y extenderá su influencia por todo el orbe.

Es difícil imaginar un cambio tan profundo en la humanidad y en tan corto tiempo. Considerando que pudimos estar frente a un momento determinante en el cual una fuerza alienígena pudo obtener el planeta como trofeo, ¿existe la posibilidad de que se haya iniciado algún proceso de “terraformación” o transformación del planeta y sus habitantes a condiciones favorables para un plan desconocido?

¿Confirmaría esto el reciente estudio recogido por Science Alert, el cual sugiere que la evolución ya no está estrictamente ligada a los genes, sino que la cultura humana puede estar impulsando la evolución más rápido de lo que pueden funcionar las mutaciones genéticas?

Al igual que los profundos cambios sociales y científicos la superficie terrestre inicia una transformación en el siglo XVIII, cambios demográficos son el marco y desarrollo de la Revolución Industrial, cuyo proceso de transformación económica, social y tecnológica iniciada en la segunda mitad del siglo XVIII en el Reino de Gran Bretaña, se extendió unas décadas después a gran parte de Europa occidental y América Anglosajona, concluyendo entre 1820 y 1840. Durante este periodo se vivió el mayor conjunto de transformaciones económicas, tecnológicas y sociales de la historia de la humanidad desde el Neolítico, pasando de una economía rural basada fundamentalmente en la agricultura y el comercio a una economía de carácter urbano, industrializada y mecanizada.

 Un cambio cultural, artístico, urbano y mecanizado, ¿no eran éstos los objetivos ya descritos en el Samara-angana-sutradhara descrito por el rey paramara Bhoja de Dhar, entre el 1000 y el 1055 d. C.?

Al proceso de “mutación social” se une a mediados del siglo XVIII el cambio del ambiente, se acelera el proceso de recalentamiento global con la era Industrial y se introduce la “inoculación” mundial, ya que en el año 1796 se creó la primera vacuna moderna contra la viruela, gracias a Edward Jenner.

En 1958, la Unión Soviética propuso a la OMS una campaña mundial para erradicar la enfermedad y desde 1967 se intensificaron los esfuerzos para eliminar la viruela con campañas masivas de vacunación, hasta certificar oficialmente su final en 1980.

Se considera a la viruela una de las dos únicas enfermedades infecciosas que el ser humano ha logrado erradicar.

Es muy importante recordar que la Unión Soviética ya ha tenido contactos y tecnología alienígena importante desde el 30 de junio de 1908, exactamente 50 años antes de convertirse en el promotor de la vacunación mundial. Cabe destacar que el fenómeno de Tunguska, llamado así por el río en cuya cuenca se produjo, causó una potente explosión equivalente a 500 bombas atómicas como la de Hiroshima, con una onda expansiva que arrasó 2.200 kilómetros cuadrados de bosques.

Hoy día, cuando otra catastrófica peste azota a la humanidad, podemos estar ante la precipitación de otro cambio importante en la humanidad. El cambio climático o “terraformación” ha ido creciendo exponencialmente, en especial luego de la cuarentena.

El aire que respiramos contiene un 0,04% de CO2 (por cierto, el doble de lo normal, debido a los gases de efecto invernadero producto de la actividad industrial de la cual ya hemos mostrado su origen).

Ahora mismo, las mascarillas son la principal arma que se puede utilizar comúnmente para combatir el COVID-19. El aire que sale de los pulmones tiene 100 veces más CO2 que el que entra, aproximadamente un 4%. Cuando exhalamos, hay una parte del aire que se queda atrapada entre la cara y la mascarilla, aproximadamente 50 ml en una mascarilla quirúrgica y el doble en una de tipo N95/FFP2.

Aun así, junto con el aire atrapado en la mascarilla, estaremos inhalando medio litro de aire del exterior. Esto hace que la concentración del CO2 que inhalamos sea aproximadamente del 0,4%, muy lejos de los valores tóxicos y ni siquiera se acerca a los niveles que pueden producir un dolor de cabeza. Sin embargo, podemos estar ante un importante cambio en nuestra información genética, nos estamos adaptando para el inminente incremento de CO2 del planeta a fin de soportar niveles más peligrosos, un sutil cambio que salvará a las generaciones posteriores.

De igual forma estamos ante otro evento de vacunación mundial, nuevas tecnologías son aplicadas en las nuevas vacunas, además de los métodos tradicionales, hemos entrado a la era de las vacunas “ARN mensajero”, las cuales introducen en nuestras células una secuencia génica que codifica para una proteína del virus SARS-CoV-2, la proteína S. Es decir, estas vacunas contienen material genético sintetizado en laboratorio que hace que nuestras células reaccionen y fabriquen copias de la mencionada proteína S. A continuación, nuestro sistema inmunitario reconoce la proteína S como extraña y responde generando anticuerpos específicos.

Hemos llegado a la Era de la Manipulación Genética, apenas 17 años después de la decodificación del genoma humano.

Hoy, al igual que lo sucedido con La Ley de vacunación de 1853 y la Ley de 1867 en las cuales se crearon penalizaciones por rechazar la vacuna. Vivimos la resistencia de ciudadanos que exigen el derecho a controlar sus cuerpos y los de sus hijos. Para algunos padres de familia, la vacunación contra la viruela provocaba miedos y protestas, ya que había que rasgar la carne del brazo de un niño e introducir la linfa de la ampolla de una persona que había sido vacunada aproximadamente una semana antes. Algunos opositores, incluidos los clérigos locales, creían que la vacuna “no era cristiana” porque provenía de un animal, para otros opositores, el descontento con la vacuna contra la viruela reflejaba su desconfianza general ante la medicina y a las ideas de Jenner sobre la transmisión de la enfermedad. Al sospechar de la eficacia de la vacuna, algunos escépticos alegaban que la viruela era el resultado de material en descomposición en la atmósfera. Por último, mucha gente objetaba la vacunación porque creía que atentaba contra su libertad personal, una tensión que empeoró cuando el gobierno desarrolló políticas para la vacunación obligatoria.

Ahora hay nuevas incorporaciones como la de Bill Gates, el segundo hombre más rico del mundo. El pasado 14 de mayo del 2020, la diputada italiana Sara Cunial pronunció un discurso en el mismísimo parlamento alegando que la “verdadera razón” por la que el empresario y filántropo estaba interesado en desarrollar una vacuna contra el covid-19 era la “dominación absoluta” de la población mundial, por lo que llegó a pedir incluso que fuera juzgado por “crímenes contra la humanidad”.

Nos estamos enfrentando a la sexta extinción masiva de especies animales y vegetales y el ritmo de extinción es 10.000 veces más rápido de lo normal. La erosión del suelo fértil, la deforestación de los grandes bosques, contaminación del aire, pérdida de vida salvaje e insectos, la acidificación de los océanos, son problemas acelerados por un modo de vida.

El aumento del nivel del mar se aceleró considerablemente en los últimos cinco años, según el último informe de la Organización Meteorológica Mundial.

Lejos de disminuir, las causas y las consecuencias provocadas por el cambio climático no dejan de crecer.

Por tales razones hemos confirmado que el acelerado proceso de “Terraformación” está precipitando la llegada de formas de vida extraterrestre, así como la manifestación de las ya adaptadas a nuestro entorno, las mismas que desde hace tiempo nos han acompañado en este proceso.

 La desclasificación de más de 2.700 páginas de documentos escaneados sobre Fenómenos Aéreos No Identificados (UAP, por sus siglas en inglés), que es el término del Gobierno de Estados Unidos para los ovnis, no es más que el reconocimiento público de una verdad oculta a la vista.

No estamos solos y hace tiempo vivimos juntos.

Al final concluimos que la mesa está servida, sin embargo, no sabemos

¿para quién ni para qué?

Berlín, 29 de febrero 2021”

Fin de la cita

 

Para usted, mi querido amigo lector, quien me ha acompañado en este denso reportaje, debo agradecerle el honor de su presencia y paciencia.

Usted, quien me ha leído durante tantos años, le debe acompañar, al menos, la intriga acerca del escrito, pues hasta el momento, aunque he hecho uso del humor y la ironía en muchos de mis escritos, al final revelo realidades inquebrantables.

A usted, definitivamente le debo una explicación…

Para los que no terminaron de leer este artículo, les ha quedado en su cabeza que me he unido al grupo de los que crean, comparten, desarrollan y disfrutan de las teorías conspirativas.

Sin embargo, le aseguro que en la forma en la cual se han concatenado los argumentos, muchas de las ideas harán clic en sus mentes, soportando medias ideas, rellenando huecos en sus vidas sin argumentos.

Muchos de los que no llegaron hasta acá, harán uso de esa madeja de datos hilados por mi afiebrada imaginación, convirtiéndola en sólidos argumentos de relevante peso científico.

Algunos, más arriesgados tratarán de comprobar argumentos, hechos y descripciones y lo más genial es que los encontrarán y hasta avalarán.

En este artículo he utilizado múltiples recursos literarios e investigativos, destinados a darle solidez y veracidad, comencé anunciando hechos graves, los cuales son de conocimiento público y he tergiversado noticias en un mundo de verdades relativas.

En conclusión, la ilación de todo esto la he inventado. (¿Seguro?)

Más de uno lo utilizará de argumento diciendo “Yo lo Leí…”

Inclusive podrán soportar sus ideas con el nombre del malogrado “autor” del artículo, el renombrado Profesor Dr. Erbkrank Fehlerhaft, cuya traducción del alemán es “Dr. Tarado Incorrecto” o tal vez invoquen al Institut für Entfremdung in den formalen Wissenschaften o como sería su nombre en español, “Instituto de Alienación en las Ciencias Formales”

La verdad es que vivimos momentos en los cuales el exceso de información nos desinforma y la verdad está oculta entre los titulares.

La información obedece a los intereses de unos pocos y al final discutimos, sin basamento real, en estériles conversaciones que nos mantienen distraídos del verdadero objetivo…

Vivir y trabajar para procurar nuestra felicidad.

Lo más triste es que, en algún momento, usted y yo argumentaremos con algo leído aquí, lo cual se nos incrustó en nuestra memoria cual Excalibur en la roca, y haremos uso, en el momento que creamos adecuado, blandiendo decididamente nuestra espada de conocimiento fortuito…

En ese momento, Usted y Yo diremos…

¡¡¡YO LO LEÍ!!!!

 

Reinaldo Poleo

17/10/2021


Comentarios

Unknown ha dicho que…
Interesante punto de vista del final... deja mucho que reflexionar. Y debo confesar, me parecia contenido como raro... porque sentia como que se saltaba de una idea a otra y a la vez no llegaba a nada... pero ya lo entendi todo al final. Gracias por hacerme cuestionar.
Unknown ha dicho que…
Interesante , respecto a los virus siempre serán un desafío para la ciencia por su alto nivel de mutación . Respecto a los alienígenas pues deben existir ya que no creo que seamos los únicos seres vivos en este Universo, y en cuanto al ser humano espero que las próximas generaciones aprendan de las anteriores para que vivan en un mundo mejor pero será mucho pedir? No lo sé , solo te puedo decir que como nuestra generación ninguna, jeje. Saludos Tati.🤗Mi cuenta sale a nombre de mi hija pero es docmarrero2012@ gmail. com , ella puso este celular a su nombre ?

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